A cuentagotas y acompañados de agentes de policía o de Protección Civil algunos de los 250 vecinos desalojados de Noáin han podido regresar a sus casas este miércoles por la mañana, pero tan solo a recoger objetos personales y a sacar sus vehículos de los garajes, no a vivir, algo que, según les han informado las autoridades, parece que se alargará varios días.
En concreto, en la calle Concejo de Zabalegui, en la que tuvo lugar la explosión de gas este pasado lunes, se permite la entrada a sus domicilios a los vecinos de los portales 20 y 30, mientras que los de los números 22, 24 (en el que se produjo la explosión), 26 y 28, que en total acogen unas 40 viviendas, todavía no han podido acceder a sus hogares al ser los más afectados por la deflagración.
En la avenida La Lostra, la paralela a Concejo de Zabalegui, ya se permite el paso para recoger ropa y enseres personales a todos los vecinos, desde el portal 21 hasta el 31.
Con casi total seguridad de que pasarán al menos una tercera noche fuera de sus casas, los vecinos de la zona van llegando al cordón policial, custodiado en la calle Concejo de Zabalegui por la Guardia Civil y en la avenida La Lostra por la la Policía Foral, donde se identifican para que un agente o un miembro de Protección Civil les acompañe a su domicilio.
"En la terraza hay cascotes"
Juan Andrés De Luis, vecino del número 23 de la avenida La Lostra, y su hermana Lidia, propietaria de una vivienda del número 29, aguantaban el frío junto al cordón policial con una maleta y varias bolsas aguardando poder pasar a sus domicilios, algo que han conseguido tras casi una hora de espera.
Al salir, Juan Andrés se ha mostrado aliviado porque su casa "apenas a sufrido daños". "En la terraza tenemos algunos cascotes pero lo que es la vivienda está en buen estado. Ahora habrá que ver si ha habido algún daño en la estructura, porque hay que tener en cuenta que tenemos garajes", ha señalado.
En cualquier caso, no parece que vayan a poder volver este miércoles a vivir a sus casas, algo que puede retrasarse días: "No sabemos cuándo vamos a poder regresar, yo tengo la suerte de que no tengo hijos y estoy viviendo en Iturrama en casa de mis padres, pero hay gente que está con críos en hoteles."
No obstante, las ganas de volver a sus hogares se mezclan con cierto miedo a que pueda volver a ocurrir otro incidente. "Queremos volver pero da cierto respeto todo lo que ha pasado, aunque parece que ya no hay riesgo porque está todo el suministro cortado. Ahora solo queda esperar", ha señalado este vecino de Noáin.