El ministro alemán de Economía y Protección del Clima, el verde Robert Habeck, garantizó hoy la seguridad de los suministros energéticos ante el inminente apagón nuclear, que se consumará el próximo sábado con la desconexión de las tres últimas plantas atómicas.

"La seguridad energética se logró en el difícil invierno pasado y seguirá así en el futuro", afirmó Habeck, vicecanciller en el tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales de Olaf Scholz, en declaraciones a los medios del grupo "Funke".

Los depósitos de gas están en los niveles adecuados, las nuevas terminales de GNL instaladas en el norte del país y el desarrollo alcanzado de las renovables garantizan que "la situación está bajo control", añadió Habeck,

    El canciller Scholz aprobó el pasado octubre un aplazamiento del calendario previsto para la desconexión de las últimas tres plantas, que inicialmente iba a producirse el 31 de diciembre pasado pero que quedó postergada hasta el 15 de abril.

Scholz hizo uso para esa decisión de sus competencias especiales, que le permiten adoptar ciertas medidas en solitario y ante el desacuerdo persistente entre sus socios verdes, contrarios al aplazamiento, y los liberales, que consideraban debían mantenerse en activo al menos hasta 2024.

Habeck descarta ahora la construcción de nuevas centrales, con el argumento de que ahí donde se ha dado ese paso se ha demostrado que es un "fracaso económico", y cita como ejemplos Francia, Reino Unido y Finlandia.

El propósito del gobierno de Scholz es avanzar en el desarrollo de las renovables para alcanzar el objetivo declarado de que para 2030 proporcionen el 80 % del total del consumo energético -frente al 46,2 % de 2022-.

La prórroga decidida por el canciller se produjo mientras se temía por la seguridad de los suministros en el invierno alemán, tras la reducción acelerada de la dependencia energética respecto a Rusia, precipitada por la invasión de Ucrania.

Esta decisión implicó que las tres últimas plantas- Isar 2 y Neckar 2, en el sur del país, y Lingen, en el centro- seguirían en activo hasta el 15 de abril.

Para los Verdes, un partido para el que el adiós a la energía nuclear es una señal de identidad desde tiempos fundacionales, fue difícil de encajar el aplazamiento.

Finalmente tanto Habeck como la ministra de Medioambiente, la asimismo verde Steffi Lemke, consideraron asumible la prórroga, ya que implica que no será preciso usar nuevas barillas de combustible y que no se generará más basura radioactiva.

El aplazamiento supuso una nueva modificación en el calendario del apagón, pactado en el año 2002 con la industria del sector por el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, con los Verdes como aliados, y con el objetivo de cerrar la última planta en 2022.

La canciller conservadora Angela Merkel alteró ese plan en su segunda legislatura, al acordar en 2009 con sus entonces socios liberales un plazo más amplio para el definitivo adiós nuclear.

A raíz de la catástrofe de la planta japonesa de Fukushima, en 2011, la propia Merkel volvió al plan inicial de desconectar progresivamente las centrales hasta 2022.

Las tres últimas plantas proporcionaban a finales de 2022 apenas un 6 % del total del consumo eléctrico, pero se consideraban necesarias para la seguridad del suministro.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, Alemania ha acelerado la reducción de su dependencia energética respecto a Moscú hasta dejarla a mínimos.

A cambio ha tenido que reactivar varias explotaciones de carbón, aunque mantiene el objetivo de abandonar también esta fuente de energía entre 2030 y 2038.