Técnicos especializados han esparcido líquido antideslizante en el recorrido del encierro, en una superficie de 1.700 m2 del trayecto de la carrera, además de 300 m2 a la salida de los Corrales del Gas.

El líquido antideslizante produce una reacción que libera en la parte silícea del pavimento los microporos que a lo largo del año se ven embozados por la suciedad o el pulido de las máquinas de limpieza. Esos poros, una vez libres, son los que producen el llamado “efecto ventosa” que permite el mejor agarre de las pezuñas del animal y que funciona especialmente bien en el caso de que el pavimento esté mojado. Eso contribuye a evitar la caída de las reses y la fragmentación de las toradas, incrementando la velocidad de la carrera para, en definitiva, minimizar su peligrosidad.