Corona Mai o Madre Corona se apareció en sueños a una aldeana y le dijo: "Adoradme". Desde entonces, con India convertido en el tercer país más afectado por la pandemia, algunos decidieron rezar a esta nueva diosa del hinduismo para buscar protección frente a la enfermedad.

En Bhagalpur, en el empobrecido estado norteño indio de Bihar, varias mujeres caminan juntas, manteniendo la distancia social, hasta las orillas del sagrado río Ganges y cavan hoyos en los que colocan dulces y flores como ofrendas a Corona Mai.

"Escuchamos que Corona Mai se apareció en sueños a una aldeana en otra parte de Bihar, a la que pidió ser adorada de esta manera para poder irse", explica la octogenaria Chachi, que aunque no rezó con las mujeres, decidió seguirlas hasta el río para ser partícipe del surgimiento de una nueva deidad en el panteón hindú.

Otro vecino del lugar, Santosh Kumar, detalla que, aunque con las torrenciales lluvias del monzón las mujeres dejaron de acudir a la zona, antes, con el atardecer, grupos de entre diez y doce devotas se acercaban a la orilla a rezar.

El proceso, dice, consistía en tomar un baño y luego cavar hoyos donde enterraban "nueve clavos, nueve dulces, nueve hojas de betel, nueve nueces de areca y nueve flores".

"Después se prende incienso y se reza a la diosa para calmar su ira y pedirle que se vaya", añade. Tras las noticias de la aparición en un sueño y otros relatos, el boca a boca hizo el resto y la adoración a Corona Mai se extendió y llegó a otros estados vecinos como Jharkhand o Uttar Pradesh.

El surgimiento de nuevas deidades es un fenómeno habitual en el hinduismo, una religión en la que todo es una manifestación divina y, por tanto, susceptible de ser invocado y adorado en diferentes formas como una deidad para buscar protección, explica el sacerdote y doctor en teología hindú Prasanta Raj Pandit.

"Eso es exactamente lo que esas personas están haciendo ahora: rezar a lo divino por protección en la forma en que elijan ver a dios", indica Prasanta, sacerdote del templo Shiv Shakti en el sur de Nueva Delhi. Para algunos, sin embargo, esta libertad para elevar a una enfermedad a la categoría de diosa es, cuanto menos, preocupante, como reconoce la estudiosa de los shastras (antiguos libros sagrados hindúes) y líder de Bhagalpur, Anuradha Chaubey.

"Tradicionalmente ha habido ciertas deidades asociadas con la protección frente a las enfermedades, como Shitala Devi o Nav Durga. Lo que es extraño aquí es que una enfermedad está siendo adorada como deidad, en lugar de acercarse a lo divino para protegerse de la enfermedad", critica.

Los más desfavorecidos

Entre los factores que han contribuido al surgimiento de esta deidad, expertos apuntan a la situación socioeconómica de los primeros creyentes. Bihar es uno de los estados más pobres de India, con una tasa de alfabetización que apenas alcanzaba el 61,8% cuando se realizó el último censo en 2011, y en los vecinos Jharkhand y Uttar Pradesh la tasa era del 66,4 y el 67,7%, respectivamente.

"Además de la falta de educación, esas personas también son más propensas a (someterse) a la presión social. Por ejemplo, si no se unen a las oraciones, pueden ser acusadas de contribuir a la propagación del virus al no colaborar y hacerles sentir culpables", explica la economista por la Universidad Jadavpur de Calcuta, Satakshi Bhattacharyya.

"La religión tiene más que ver con la fe que con la ciencia y la fe ciega existe más allá del ámbito de la lógica", sentencia la estudiosa del hinduismo Chaubey.