El verano es una de las estaciones más esperadas del año. Llega el sol, el pantalón corto, las altas temperaturas y los planes al aire libre como pegarse un buen chapuzón en la piscina o tomar el sol. Un calor que, aunque en la mayoría de las ocasiones apetece, trae una serie de inconvenientes. Uno de ellos es la deshidratación que puede provocar en nuestro organismo.

El agua es la mejor forma de mantenerse hidratado pero, en verano y sobre todo en periodo vacacional, es comprensible permitirse algún que otro capricho en forma de refresco o cerveza. Sin embargo, estas bebidas favorecen la deshidratación y no combinarlas con otros líquidos, como el agua, puede resultar perjudicial para la salud.

Según la Sociedad Española de Cardiología (SEC), los principales síntomas de la deshidratación son la sensación de cansancio, mareos, dolor de cabeza, baja presión arterial, taquicardia y contracturas musculares o calambres. Por consiguiente, hay que extremar las precauciones y tomar conciencia de la importancia de mantenerse bien hidratado para gozar de una salud óptima.

¿Cuál es el mejor líquido para hidratarse?

El mejor líquido para hidratarse es el agua. Los nutricionistas y científicos indican que, de forma general, el consumo total de agua recomendable por persona es de 2 a 2,5 litros por día, a través de la ingesta de bebidas (el 80% aproximadamente) y alimentos (el 20%, propio de frutas y verduras, por ejemplo).

Nuestro cuerpo necesita un 80% de agua para funcionar correctamente. Ejerce un papel fundamental en la regulación de la temperatura corporal, que debe mantenerse entre los 36 y los 37 grados. Asimismo, el agua participa en el transporte de oxígeno a través de la sangre hacia los músculos, regula la presión arterial, ayuda a la digestión, limpia los riñones e interviene en los procesos de desecho.

Aunque el agua es la opción más saludable para hidratarse, hay otra serie de bebidas líquidas que producen el mismo efecto en nuestro organismo. Las sopas frías (gazpacho), batidos verdes, zumos naturales, infusiones o "aguas frescas" (agua combinada con frutas o hierbas aromáticas) pueden ser un buen complemento junto a la ingesta de agua.

En cambio, el alcohol, las bebidas muy edulcoradas y los refrescos pueden parecer que refrescan o hidratan, pero ese pensamiento se aleja de la realidad. Tanto el azúcar como el gas contribuyen a acelerar aún más la deshidratación.

En el caso de los zumos, deben ser consumidos con moderación porque contienen menos fibra y más azúcar que si se toman las frutas y verduras en su forma. Un zumo natural pueda aportar ciertos beneficios, pero siempre será preferible consumir la pieza de fruta entera con su aporte extra de fibra.

Consejos para mantenerse hidratado

— Empieza el día con un vaso de agua.

Empezar así el día ayudará a reponer las pérdidas de líquido producidas durante la noche.

· Bebe mucha agua.

No esperes a tener sed para empezar a consumir líquidos. Durante los meses más calurosos, se recomienda beber entre dos y tres litros de líquido a lo largo del día. Cuando se siente la necesidad de tener sed, puede deberse a que ya haya comenzado la deshidratación.

· Evita el alcohol para evitar la deshidratación.

El alcohol tiene un efecto deshidratante. La cerveza se puede tomar sin alcohol, y el tinto de verano o la sangría se puede rebajar añadiendo bastante hielo. No sustituir el agua por este tipo de bebidas.

· Mantén una dieta equilibrada.

Las dietas pueden variar los requerimientos específicos de agua y las necesidades de hidratación pueden cambiar. Es importante mantener un modelo rutinario de ingesta de líquidos durante todo el día, prestando especial atención a esos momentos de altas temperaturas y de actividad física.

· Lleva una botella de agua siempre contigo.

Es aconsejable beber continuamente pequeños sorbos, aunque no se tenga sed.

· La sequedad ambiental puede favorecer la pérdida de agua del organismo

y, por tanto, la deshidratación. El uso de humificadores en lugares secos ayuda a restablecer la humedad adecuada.

· Si eres deportista, hay que hidratarse antes, durante y después de la práctica de ejercicio.

El ejercicio físico favorece aún más la eliminación de agua y de sales minerales.

· Los bebés lactantes no necesitan un aporte extra de agua. La leche materna o la preparada ya son suficientes para mantener una hidratación correcta.

· Algunos alimentos ayudan a mantener una correcta hidratación.

La sandía, el melón, el tomate, el pepino, el pomelo, la lechuga y las uvas son algunos de los alimentos básicos ricos en agua que se vuelven imprescindibles en la temporada de verano.