bruselas - La estudiante sueca Greta Thunberg, de 16 años, se ha convertido en poco tiempo en el icono de la juventud europea que se ha echado a la calle para denunciar la inacción de los políticos y las instituciones ante el deterioro del planeta por el cambio climático. Su protesta empezó cuando decidió sentarse cada viernes desde el inicio del curso escolar a las puertas del Parlamento de Estocolmo en huelga por el cambio climático. A partir de ahí se ha convertido en una estrella mediática: acudió al Foro de Davos (Suiza) como invitada el pasado 25 de enero y ayer a Bruselas invitada por la Comisión Europea.

Ahora, la activista, se ha convertido en una de las voces más importantes en la lucha por el clima en Europa y protesta se extiende por todo el continente, incluida España. Ahora cada jueves miles de jóvenes protestan pacíficamente en Bruselas contra el cambio climático, teniendo como referente a la adolescente sueca.

La primera de las manifestaciones se celebró el 10 de enero en Bruselas y logró congregar a unas 3.000 personas, cifra que se ha ido multiplicando en las sucesivas convocatorias hasta alcanzar los 12.500, los 35.000 y los 27.500, si bien el pasado jueves retrocedió hasta las 11.000, según los datos ofrecidos por la Policía belga.

Girona, Barcelona y Madrid están siendo las primeras ciudades españolas en contagiarse por el movimiento internacional Youth for climate (Jóvenes por el clima) que culminará el día 15 de marzo con una huelga escolar coordinada a nivel internacional para reivindicar mayor acción política contra el cambio climático.

Inspirados por la acción de Thunberg, los tres estudiantes de la Universidad de Girona que pusieron en marcha la protesta congregan ya más de cincuenta personas todos los viernes al mediodía frente a las oficinas de la Generalitat.

movimiento emergente Las redes sociales son la herramienta clave de este movimiento, ya que permite “difundir” la actividad de los colectivos territoriales, “conectar” con personas interesadas e “intercambiar ideas” como parte de esta ola de activismo juvenil.

Así han comenzado a emerger también iniciativas paralelas en distintos puntos, con mayor incidencia en Barcelona y Madrid.

En la ciudad condal, las sentadas por el clima comenzarán mañana a las 16.30 horas delante de la plaza del Ayuntamiento, mientras que en Madrid las movilizaciones se darán cita frente al Congreso a partir del 1 de marzo a las 12.30 horas.

El integrante de Fridays For Future Madrid y estudiante de Ciencias Ambientales en la UNED, Fernando Justa, reconoce que el movimiento aglutina a un rango de edades entre “los 16 y los 30 años”.

Además, en los últimos días ha nacido la plataforma Juventud por el Clima, que a través de sus perfiles en redes sociales busca ejercer de “paraguas” que coordine los intereses de los diferentes colectivos que han emergido también en Asturias, Cádiz, Alicante o Valencia, explica la activista ambiental y militante en la red juvenil del partido verde Equo Elena Montero. La idea es tejer una red de apoyo que permita también una organización común de cara al próximo 15 de marzo, fecha en que se ha convocado una huelga escolar en todo el mundo.

Montero reconoce que esta iniciativa, en España, está por ahora “más arrancada” en entornos universitarios, pero confía en poder movilizar también a otros estudiantes, como ha ocurrido en países europeos como Bélgica o Reino Unido, países en los que también existe una “mayor tradición de asociacionismo juvenil”.

La joven activista ha subrayado también la importancia de la implicación del entorno educativo y familiar, donde los padres y los profesores pueden ayudar a fomentar este tipo de actitudes. Desde Jóvenes por el Clima tratarán de “involucrar a las asociaciones de padres” y al cuerpo docente de los centros educativos para propiciar que una ola de cambio que surja desde dentro.

huelgas Bruselas, Berlín, La Haya, París o Londres, también son ciudades donde miles de jóvenes se han sumado a la iniciativa de esta huelga semanal en favor del clima, desfilando en las calles con eslóganes como “salvar nuestro futuro”. Con frases como “nuestra casa se quema” o “quiero que empiecen a tener pánico”, la carismática joven sueca ha logrado que el movimiento supere el ámbito europeo y se traslade a EEUU y Australia.

La iniciativa de los jóvenes ha recibido muchos apoyos, especialmente del mundo científico y climático. Para algunos activistas ecologistas, se trata de una nueva posibilidad para ejercer una presión más fuerte contra los gobiernos, cuyos compromisos son insuficientes para respetar los objetivos de Acuerdo de París de limitar el calentamiento del planeta a +2°C respecto a la era preindustrial. - Efe/D.N.