La casa de cultura de Beriáin acogió este sábado un homenaje a los mineros que, ahora hace 50 años, decidieron encerrarse en el Pozo de Esparza para protestar contra sus condiciones laborales. El encierro se saldó con despidos y multas a los trabajadores, pero prendió la mecha de la solidaridad obrera con protestas en toda la Cuenca de Pamplona, con más de 20.000 obreros a favor de la causa y con paros en empresas de renombre como Eaton, Inepsa, Frenos Iruña, Auti o Motor Ibérica.

El acto estaba organizado por el sindicato CCOO y la asociación de mayores Lacarra. Ambas plataformas consideran que es vital que se haga un ejercicio de memoria con los 47 mineros que decidieron dar el paso el 7 de enero de 1975 en la mina de Potasas.

La democracia se pelea

Uno de los mensajes fue que “la democracia no vino sola”. Que fue el movimiento obrero, organizado desde la clandestinidad, en la “embrionaria Comisiones Obreras”, entre otros, el que junto con movimientos estudiantiles y vecinales fueron fundamentales para la construcción de la democracia.

Las movilizaciones obreras fueron fundamentales para debilitar al régimen de Franco y mejorar la calidad de vida de la sociedad. Fue en estos años cuando despegaron definitivamente las asociaciones de trabajadores y los movimientos sindicales.