pamplona - El calvario de Pablo Ibar continúa. Sin que el eco de los acontecimientos dados tras la repetición del juicio hayan terminado -tres días después de ser declarado culpable un miembro del jurado trató de retractarse-, mañana arranca la vista que decidirá si finalmente es condenado a muerte o a cadena perpetua. Se tome la decisión que se tome, la Defensa apelará la condena, que en el caso de ser favorable a la pena de muerte podría prolongarse otros seis años más.

“Pase lo que pase, seguiremos recurriendo. Vamos a pelear hasta el final y vamos a pedir que se repita el juicio, porque el veredicto es incomprensible”, afirma rotundo Andrés Krakenberger, portavoz de la Asociación contra la pena de muerte de Pablo Ibar.

El preso de origen guipuzcoano fue declarado culpable en la repetición del juicio el pasado 19 de enero del asesinato de tres personas en Florida en 1994. Desde mañana, este mismo tribunal tendrá que decidir si finalmente le impone la condena a muerte o se le establece la cadena perpetua. Para ello, en el plazo de una semana tanto la Fiscalía como la Defensa podrán presentar argumentos y testigos a favor y en contra de cada una de las penas. El jurado, al igual que ocurriese en el anterior juicio, se mantendrá aislado todo este tiempo sin poder regresar a sus domicilios con el objetivo de no ser condicionados por factores externos.

Para Krakenberger, esta vista apenas variará los próximos pasos a tomar por la defensa. “Está claro que preferimos la cadena perpetua, pero hemos llegado a un punto en el que ya nos da igual. Ni siquiera los periodistas de Estados Unidos que siguieron el juicio entienden el veredicto”, asegura, al tiempo que explica que apelarán cualquier decisión “hasta conseguir que se repita el juicio”.

En el caso de que el día 22 Ibar sea condenado a cadena perpetua, la Defensa tendrá la posibilidad de pedir la repetición hasta por tres vías diferentes: en un primer momento ante el tribunal de apelación, después ante el Tribunal Superior (TS) de Florida, y en última instancia ante la jurisdicción federal. En cambio, si es enviado al corredor de la muerte tan solo se podrá apelar a través del TS, cuya decisión podría posponerse hasta pasados seis años.

“Tenemos todos los documentos posibles para apelar”, cuenta el portavoz de la asociación, quien cree que la defensa fue “inmejorable”, por lo que el veredicto es “todavía más incomprensible si cabe”. “El juicio ha estado lleno de decisiones del juez que han influido sobre el jurado y de pruebas manipuladas que no deberían haber sido aceptadas”, añade.

Entre los puntos que cita Krakenberger y que serán utilizados en la apelación están la camiseta hallada en la escena del crimen y que habría quedado comprometida al ser manipulada sin guantes por el propio fiscal durante el juicio llevado a cabo en 2000; el único testimonio ocular de los hechos que confesó haber asistido únicamente a cambio de una recompensa económica; y el famoso vídeo en el que, al parecer, se identifica el rostro de Ibar a pesar de que varios expertos aseguraron que las distorsiones en la imagen impiden atribuir de forma científica si realmente es él o no.

Asimismo, a todas estas “irregularidades” hay que sumar dos hechos que se dieron tras el veredicto de culpabilidad. Por un lado, un miembro del jurado afirmó haber tenido conocimiento previo del caso y otro trató de ponerse en contacto con el tribunal para retractarse del veredicto. Cabe recordar que este debía ser unánime para no declararse nulo.

El juez saldó estos dos sucesos con el apartamiento de los dos miembros.

“Hablando con muchos juristas de aquí me decían que cualquier juicio en el que un miembro del jurado pidiera cambiar su veredicto sería automáticamente declarado nulo. Pero en Estados Unidos no hay un sistema de leyes y todo queda a la arbitrariedad del juez”, explica.

“pozo de desesperación” Pablo Ibar lleva en prisión desde hace 25 años. En todo este tiempo “ha ido encajando cada golpe”, pero el veredicto del último juicio le ha sumergido “en un pozo de desesperación”. “Incluso volvió a pedirle a su mujer que se divorciara de él y pudiera continuar su propio camino, pero ella no quiso”, desvela el portavoz de la plataforma.

Según Krakenberger, va “poco a poco resituándose en el escenario actual”, en el que ya está su familia dispuesta “a luchar hasta el final” y conseguir un nuevo juicio.

Ibar está condenado por el asesinato de tres personas en junio de 1994 en la casa de una de ellas en Florida. Este veredicto llegó el pasado 19 de enero tras más de dos décadas de juicios y apelaciones.

En mayo de 1997 se celebró el primero, que fue declarado nulo al no llegar el jurado a la unanimidad. Tres años después arrancó un segundo proceso en el que Ibar fue declarado culpable en un juicio en el que no contó con una defensa adecuada.

Por este motivo, el veredicto fue apelado ante el Tribunal Supremo de Florida, quien en 2006 confirmó su culpabilidad. No obstante, cuatro años después el TS reculó y aceptó una revisión postcondenatoria que daría lugar a la orden de repetir el juicio.

Este finalmente comenzó el 1 de octubre del pasado año, no sin nuevos inconvenientes, ya que uno de los principales abogados de la defensa tuvo que ser sustituido a causa de una enfermedad terminal.

Una vez se determine el próximo día 22 su condena, Ibar podrá apelar el veredicto. En el caso de que sea un fallo de pena de muerte, el proceso podría durar hasta seis años en los que el preso debería retornar al corredor de la muerte.