Hong Kong - Las calles de Hong Kong volvieron a llenarse ayer de miles de personas en una protesta prodemocrática no autorizada, donde se registraron numerosos incidentes violentos entre la policía y los manifestantes, que continuaron llenando las calles por decimoquinto fin de semana consecutivo.

Enfrentando el calor, la humedad y las posibles consecuencias legales, los manifestantes abarrotaron Causeway Bay, un área comercial en la isla de Hong Kong, donde en torno a las 14.30 hora local (06.30 GMT) comenzó una marcha para conmemorar el Día Internacional de la Democracia que se celebra el 15 de septiembre.

Según denunció la policía en un comunicado, varios grupos de manifestantes radicales ocasionaron incidentes violentos en la zona del Almirantazgo, donde se encuentran las oficinas del Gobierno de Hong Kong.

Arrojaron objetos pesados como adoquines, ladrillos y bombas de gasolina, por lo que alrededor de las 17.30 hora local (9.30 GMT) la policía antidisturbios disparó cañones de agua que contenían tinte azul y rondas de gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes, que también destrozaron varias estaciones de metro.

Antes de ello, grupos de personas vestidas de negro, el color característico del movimiento antigubernamental, utilizaron objetos como contenedores de basura en la carretera y conos de tráfico para construir barricadas contra la policía desplegada en zonas sensibles como las estaciones de metro o edificios oficiales.

La idea de realizar una manifestación ayer fue iniciada por el Frente de Derechos Humanos Civiles, un grupo prodemocrático que estuvo detrás de tres protestas masivas celebradas entre junio y agosto, cada una de las cuales atrajo a más de un millón de personas.

Actualmente Hong Kong se encuentra inmerso en su crisis política más severa en décadas. La manifestación se produjo exactamente una semana después de que 250.000 personas marcharan al Consulado General de EEUU para pedirle a Washington que apruebe un proyecto de ley que podría impedir que los gobiernos de Hong Kong y China supriman los derechos humanos y la libertad de los habitantes de la urbe.