Teherán - El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, descartó ayer negociaciones “a ningún nivel” con EEUU, pese a la escalada de la tensión entre ambos países a raíz de los recientes ataques contra refinerías saudíes. Por su parte, Arabia Saudí aseguró ayer que puede hacer frente a los efectos de los ataques con drones contra dos destacadas plantas de la petrolera Aramco y que ya ha conseguido restablecer el suministro de crudo a los niveles anteriores de los ataques, que redujeron en un 50% la producción del reino.

En un discurso pronunciado por el líder iraní, aseveró que “negociar significa la imposición de las demandas de EEUU a la República Islámica y es una manifestación de la victoria de la campaña de máxima presión de EEUU” contra Irán. Jameneí criticó que la Administración estadounidense de Donald Trump ha incurrido en contradicciones al proponer en ocasiones un diálogo con Irán sin condiciones previas y al plantear también doce requisitos draconianos para entablar dichas conversaciones.

A juicio del líder iraní, la política de “máxima presión” de EEUU consiste en “una serie de sanciones y amenazas”, como las lanzadas estos días con motivo de los ataques a Arabia Saudí, y tiene el objetivo de llevar a Irán a la mesa de negociaciones. Sin embargo, según Jameneí esa estrategia “es inútil” y “no ha logrado que Irán se arrodille” ante EEUU.

Desde la llegada a la Casa Blanca de Trump, la política estadounidense se ha centrado en presionar a Irán y, en el marco de esta campaña, EEUU se retiró del acuerdo nuclear de 2015 y volvió a imponer sanciones al país persa, incluido a su sector petrolero. A este acuerdo se refirió ayer Jameneí en su alocución, al afirmar que la única posibilidad de entablar un diálogo es el regreso de EEUU a este pacto multilateral y su levantamiento de las sanciones. Desde la Casa Blanca habían sugerido que podría darse un encuentro entre Trump y el presidente iraní, Hasan Rohaní, a finales de mes en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, un supuesto rechazado el lunes también por el Ministerio de Exteriores de Irán. Trump aseguró el lunes que no quiere ir a la guerra con Irán y que la vía diplomática no se ha agotado, pero advirtió de que EEUU está “mejor preparado” en caso de que surja un conflicto entre ambos países. Mientras, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, puso rumbo al país para coordinar con su aliado árabe la respuesta a los ataques, de los que ha responsabilizado directamente a Irán.

Según imágenes de satélite difundidas por la CNN, al parecer los drones que lanzaron el ataque procedían del noroeste, donde se ubican tanto Irán como Irak, y no del Yemen, al sur de Arabia Saudí. La coalición árabe liderada por Riad contra los rebeldes hutíes yemeníes expuso, además, que las armas del ataque eran “iraníes” y que las acciones no fueron lanzadas desde el Yemen, aunque no precisó su origen.

El Gobierno saudí no acusó directamente a Irán e invitó a expertos internacionales a participar en la investigación del ataque, que ha provocado la suspensión del 50% de la producción de la mayor petrolera del mundo y el alza del precio del crudo. Estos ataques con drones fueron reivindicados por los rebeldes hutíes, que cuentan con el respaldo de Irán, aunque las autoridades persas aseguran que este apoyo es solo político y no incluye financiación o armamento.