pamplona - Otorgar un crédito de un millón de euros a la compañía Davalor Salud -ahora quebrada y que estaba desarrollando una innovadora tecnología de diagnóstico optométrico- fue una decisión “difícil y complicada” porque se trataba de escoger entre la disyuntiva de dejar caer a una empresa con un “potencial y proyección” inédito en Navarra o insuflarle una inyección de efectivo que ayudase a “buscar los inversores necesarios” para sobrevivir. Así definió la situación ayer el vicepresidente de Desarrollo Económico del Gobierno de Navarra, Manu Ayerdi, y presidente del consejo de Sodena sobre la concesión de ese primer préstamo a Davalor Salud en 2015.

En la comisión de investigación del Parlamento, Ayerdi afirmó que “no fue una decisión apresurada”: “Teníamos toda la información suficiente y clara para tomar la decisión con convencimiento”. Porque, reiteró, no querían “dejar caer este proyecto”: “Desde el minuto uno, tuve la sensación de que proyectos como este no hay muchos. Nos parece que tiene elementos positivos, enormemente favorables, de los que se ven pocos en la Comunidad: por su potencial tecnológico de generar una actividad disruptiva, novedosa, sin competidores conocidos ni para el producto ni para el mercado, trabajando con 40 personas de alta cualificación, muchas de ellas talento exterior atraído a Navarra y con inversión en I+D+i realizada”, detalló. A su juicio, “la sociedad merecía la financiación de un millón de euros para tener más tiempo para buscar inversores”. Y añadió que en el consejo de Sodena sabían “sobradamente” que Davalor Salud “tenía una situación financiera muy difícil, que era crítica, lo sabíamos perfectamente”. “Tanto el informe de Sodena como el de la directora general de Política Económica dicen que la parte más débil del proyecto era su situación financiera y además de ser la cuestión crítica, era la que justamente ponía en dificultad el desarrollo el proyecto. Antes de tomar la decisión el 9 de septiembre de 2015 conocimos que había salarios pendientes y parte de ese millón era para pagar salarios devengados”, explicó. Y agregó que también se tomaron en consideración informes de la empresa Tekniker y los contrastaron con los de Universidad Politécnica de Catalunya que además concluían que, “a pesar de la importante deuda”, seguían trabajando en el proyecto. “El consejo tiene una enorme responsabilidad, de tratar de tomar la mejor decisión posible. Me siento responsable de todas y cada una de las decisiones que he tomado en estos tres años y pico, y en algunas de ellas he respaldado al 100% la propuesta del equipo técnico de Sodena, en otras he planteado que las propuestas debían reformularse o replantearse. Si alguien tuviese la certeza de que haciendo caso a los técnicos acertásemos siempre, no haría falta tampoco el consejo”, reflexionó Ayerdi. “Si sobre algún proyecto ha habido un seguimiento intenso por parte de ustedes -parlamentarios- ha sido este”, concluyó el vicepresidente. - D. Burgui