- La fusión bancaria de CaixaBank y Bankia ha dejado en el aire el nuevo papel que desempeñará la Fundación Can, el único resto que queda de la extinta caja y que todavía conserva alrededor de 103 millones en acciones del banco catalán. La unión diluiría todavía más el peso de la Fundación Can, hasta el punto de que ya no tendría capacidad para nombrar miembros en el consejo de CaixaBank, así que con la ley en la mano estaría abocada a perder su condición de fundación bancaria y pasaría a estar controlada por el Parlamento. Marisa de Simón (I-E) instó al Gobierno a que vele por que no se pierda el control público. La consejera de Hacienda, Elma Saiz, dijo que la situación es muy confusa y que habrá que ver cómo queda el panorama jurídico tras la fusión bancaria.