Navarra destinará este año casi medio millón de euros (429.819) al día para pagar los intereses de la deuda y el canon de las obras financiadas mediante el sistema de peaje en sombra. Unas cifras ligeramente superiores a las del ejercicio de 2020, y que supondrá un desembolso total de 156,8 millones en el conjunto del año.

De ellos, la mayor parte, 96,9 millones, son para afrontar el canon de las grandes infraestructuras, que sigue creciendo año tras año. Su coste presupuestario prácticamente se ha duplicado en la última década. En cambio, las amortizaciones de los últimos años y la rebaja de los tipos de interés han reducido el peso de la deuda hasta los 60 millones anuales, lejos de los más de 100 que llegó a costar entre 2013 y 2016.

De las obras financiadas mediante el sistema de peaje en sombra -las constructoras asumen el coste de ejecución y luego cobran un canon anual en función de su uso- la Autovía del Camino (A-12) sigue siendo la de mayor gasto presupuestario. El Gobierno de Navarra pagó el pasado año a la adjudicataria 49,5 millones por los vehículo que transitaron la vía que une Pamplona con Logroño.

Una cifra prácticamente idéntica a la del año anterior pese al duro confinamiento de primavera y las restricciones de movilidad posteriores. A modo de referencia, solo el canon de la A-12 supuso lo mismo que todo lo invertido en conservación y explotación de carreteras (49,7 millones).

La fórmula de peaje en sombra fue una práctica habitual del Gobierno de Navarra entre 2000 y 2015. Este sistema permite acometer grandes inversiones sin necesidad de recurrir al endeudamiento ni destinar recursos propios que, generalmente, las administraciones públicas no tienen. Y su coste de difiere en los años siguientes con cargo al presupuesto. Así se ha financiado la A-12 y también parte de la Autovía del Pirineo (A-21), que el pasado año supuso en concepto de canon 18,9 millones, un millón y medio más que en 2019.

El mismo sistema se ha empleado para la zona regable del Canal de Navarra y para la ampliación de la primera fase, que han supuesto en 2020 un total de 14,9 y 7 millones, respectivamente. En ambos casos, el coste fue inferior al del año anterior.

Menos intereses

El canon se ha convertido así en un gasto consolidado en el presupuesto del Gobierno de Navarra, y que se asemeja en cierto modo a los intereses de la deuda. Formalmente no es un pasivo, pero desde el punto de vista presupuestario tiene un efecto similar. Hay no obstante una diferencia sustancial. El canon incluye también el mantenimiento de la infraestructura, que el Ejecutivo no tiene que asumir con cargo a sus presupuestos. Y supone de facto una amortización de la inversión, ya que la titularidad de la infraestructura sigue siendo pública.

En cualquier caso, su peso en el presupuesto ha ido creciendo de forma constante en los últimos diez años hasta superar el coste de los intereses de toda la deuda pública del Gobierno de Navarra, cercana a los 3.627 millones.

Algo en lo que han influido las amortizaciones de 2018 y 2019, que redujeron la deuda neta. Pero sobre todo la caída de los intereses, que han permitido refinanciar de forma mucho más barata parte del endeudamiento acumulado en años anteriores. Según datos del Gobierno de Navarra, el coste medio de la cartera se ha situado en 2020 en el 1,4%. Las emisiones del pasado año fueron al 0,7% de interés medio.

Un escenario muy positivo para la Hacienda Foral, que ha podido recurrir a nueva deuda para financiar la caída de la recaudación que ha generado la pandemia sin que ello haya supuesto un coste adicional. De hecho, está previsto que el coste de los intereses de la deuda vuelva a caer a lo largo de este año hasta los 60 millones, frente a los 63,5 que costó durante el último ejercicio. Para este año está autorizada una nueva emisión de deuda de 255,4 millones para cubrir el 2,2% del déficit estimado. No obstante, parte será financiada con deuda ya emitida para 2020, pero que no se ha llegado a ejecutar en su totalidad porque el déficit presupuestario final fue menor de lo esperado.