No hay margen de acuerdo posible entre el Gobierno de Navarra y la oposición de derechas, al menos en los grandes temas. Aquellos que centran el debate político y el rifi-rafe parlamentario, donde unos y otros tiene asumida ya su posición, previsiblemente hasta el final de la legislatura. El Ejecutivo foral tiene una mayoría sólida y estable, y la derecha ha optado por la oposición frontal. Un "no por el no", en palabras de la presidenta, que vuelve a reprochar a Javier Esparza su actitud poco constructiva. "Ya vale de poner palos en la rueda", ha censurado este viernes Chivite.

El último choque llega a cuenta del decreto, aprobado el jueves en el Parlamento, para agilizar la tramitación de las ayudas europeas. La nueva normativa es más laxa en los controles a costa de reducir burocracia administrativa, lo que para Navarra Suma supone un intento de garantizarse el control de los fondos, a los que atribuye "opacidad".

Para el Gobierno, en cambio, es solo la excusa. Un argumento más para oponerse a cualquier cosa que pueda plantear el Ejecutivo foral. Chivite recuerda así que ha habido tres reuniones entre el Gobierno de Navarra y Navarra Suma, que la coalición de Javier Esparza tuvo el borrador del decreto y que realizó aportaciones que han sido tenidas en cuenta "tanto en el fondo como en la forma". "Pero evidentemente están instalado en el no por el no, como también lo hicieron con la regulación en el ámbito estatal", lamenta. La presidenta, no obstante, reiteró que el Ejecutivo "siempre tiene que ser un esfuerzo al diálogo, la mano tendida y a llegar a acuerdos", porque "estos son acuerdos en beneficio de la totalidad de la ciudadanía".

Esparza replica

Pero para el portavoz de Navarra Suma tras las palabras de Chivite solo hay un intento de ocultar su alianza parlamentaria con EH Bildu. "Nos ataca con falsedades para tapar su pacto con Bildu", ha replicado Javier Esparza, que recuerda que su partido se ofreció "a aprobar los presupuestos de 2021 y darle estabilidad hasta el final de la legislatura". Eso sí, debía romper cualquier puente con Bildu. "Pero Chivite rechazó nuestra mano tendida porque la tiene atada a Bildu desde el inicio de la legislatura y no la quiere soltar", apunta Esparza.

Una dialéctica fija y repetida en los últimos meses, y que no va a cambiar a corto plazo, donde la disputa se centra más en defender el relato que en recuperar los puentes, antaño firmes hoy intransitables, entre socialistas y regionalistas. "Las palabras de mano tendida muestran, una vez más, una gran hipocresía", censura Esparza.