Las encuestas las carga el diablo. Porque hay encuestas boomerang: de esas que se vuelven contra quienes las lanzan. Y no me refiero a las encuestas electorales -que también tienen lo suyo- sino a esta moda que se esta extendiendo por los escaños de la oposición foral de intentar hacer ruido a base de explotar cuestionarios de diferentes estudios sociológicos. Ruido, que no política. Ni si quiera oposición, porque estas andanadas les están explotando a ellos mismos al chocar con la evidencia del sentido común y los argumentos técnicos de quienes tratan de pulsar la realidad para adecuar la gestión sectorial al terreno. Ver intentos sesgados de condicionarla es bastante atrevido como no sea aquello de que cree el ladrón.... En el caso de la Encuesta Social y de Condiciones de Vida, primero el consejero Mikel Aranburu y luego Pablo Cebrián (NaStat) -dos personas acostumbradas a moverse con seguridad entre leyes y números- devolvieron la bola de Sánchez de Muniáin y Ana Beltrán sin demasiadas apreturas. Fueron un frontón. Es más, le recordaron -a cuenta de una supuesta pregunta que le escandalizaba de si para ser vasco de verdad hay que saber hablar euskera- dos cuestiones. La primera, que aunque estaba en el pliego inicial luego no se realizó y segundo, que quien sí la planteó fue su propio partido (UPN) cuando gobernaba en 1996 y colaboró con la denominada II Encuesta Sociolingüística de Euskal Herria, realizada entre la Viceconsejería de Política Lingüística del Gobierno Vasco, Euskal Kultur Erakundea y la Dirección General de Política Lingüística del Gobierno de Navarra. Es lo que tiene intentar hacer campaña con el rastreator de cazar encuestas y preguntas... Que luego te responden con el Google y no te sale a cuenta. Ana Beltrán -su zaguera en este partido- al menos no tenía este punto flaco (el PP ni ha olido el Gobierno foral) en la ofensiva sobre esta encuesta, aunque el resultado de la polémica que ella alimentó la semana anterior (en ese caso en compañía de Alberto Catalán y con motivo de otra encuesta a alumnos de Primaria y ESO) fue similar. Aquí el supuesto escándalo era que había tres casillas: chica, chico y otras opciones. Beltrán tuvo su momento ornitorrinco, pero fue reprobada por el Parlamento. Y luego dicen que no hace falta Skolae...