Urnieta - Urnieta se vuelca mañana en el homenaje a un joven “alegre, lleno de vitalidad”, que había superado un cáncer a los 18 años y un mes antes de encontrarse con su verdugo había recibido el alta médica definitiva, tras diez años de revisiones e incertidumbre. “Estaba en el mejor momento de su vida”, recuerdan sus hermanos, que visten una camiseta con su foto.

¿Quién era Asier? ¿Qué le gustaba? Háblenme de él.

Juanjo: -Pues mira, mi hermano tuvo cáncer a los 18 años y lo superó. Aquello fue un golpe fortísimo para todos, pero después de todo lo que luchó, que fue un campeón de la leche, al final salió todo bien y se recuperó; lo teníamos casi como agua pasada. En el último reconocimiento médico, justo un mes antes de la agresión, le salió todo perfecto. Habían pasado diez años de revisiones y le acababan de dar el alta definitiva con 28 años.

¿Se podría decir que estaba en el mejor momento de su vida?

Juanjo: -Con 28 años, el chavalito tenía trabajo (en una empresa de Tolosa)... Estaba en su mejor momento. Era un chaval muy alegre, se reía mucho. Ha pasado ya un año de su muerte y a veces todavía no me lo creo. Porque si lo pienso, me hundo y ahora mismo estoy en la fase de mala leche, de preguntarme por qué. Bastante duro fue lo de la enfermedad y ahora ha venido esto. Una cosa que no tiene sentido. No conocía al agresor... Viene un tío por detrás, te mete un guantazo y te mata.

Yoana: -Y además queriendo. Aquí el problema es que un individuo fue a por él y le dio donde le tenía que dar. No hablamos de una pelea.

Juanjo: -Estamos ahora descubriendo cosas, que si el tío sabía artes marciales. A ver si sale el juicio, pero sí que parece que podía estar al acecho también. Que lo tenía enfilado y si no hubiese sido ese día, hubiera sido otro. Si le hubiera pillado de frente, igual habría sido menos la cosa. Se podría haber defendido. Pero es que a mi hermano le han venido por detrás y lo han matado. Por un lado, dices: por lo menos no se ha enterado de nada. Pero por otro, es que no ha tenido ni la opción de defenderse. Después de lo que ha luchado con su cáncer, viene un elemento y te jode la vida; y no solo a él, a todos. A mi madre hay que verla también cómo está, a mi padre, a mi hermana...

Yoana: -Ese individuo ha arrastrado a muchísima gente. Y aparte, por el motivo que es. Y no nos queda otra que luchar para que mi hermano se incluya en las listas oficiales de víctimas de violencia machista.

He visto que en su perfil de WhatsApp tienen un icono que reivindica que se le reconozca como víctima de la violencia machista. ¿Están volcados en ello?

Yoana: -El icono es una puerta. Hay una exposición itinerante con puertas que representan a las víctimas mortales de la violencia machista en 2018, y se ha incluido la puerta de Asier. No como víctima oficial, pero se ha incluido. Hay 47 mujeres y la única puerta de un hombre es la de Asier. Esa puerta estará el sábado aquí. La van a traer de la exposición.

¿Están encontrando dificultades para que se le reconozca?

Yoana: -Sí, pero no creo que esa batalla esté perdida. Tenemos mucho apoyo, tanto de instituciones como de la gente. Todo el mundo entendió desde el principio que era una agresión machista. La puerta de la exposición de víctimas de la violencia machista dedicada a mi hermano es el primer paso para que esto vaya cambiando, que es lo que queremos, que cambien las leyes, y que no vuelva a pasar. Seguiremos luchando hasta el final. Yo tengo esperanzas y fe.

Juanjo: -No queremos que quede como una víctima colateral de una agresión machista. Es una víctima directa. La agresión contra mi hermano fue para hacerle daño a ella.

En julio, cuando nos pusimos en contacto con ustedes, el portavoz era su marido, Yoana, porque nos consta que ustedes estaban muy afectados. ¿Cuándo han decidido dar un paso al frente?

Yoana: -Nos ha costado mucho. Pero al final dijimos: es que esto no se puede quedar así. No me da la gana.

Juanjo: --Al principio quedó la noticia como en el aire, como difusa y nos quedamos pensando: esto no puede quedar así, no se puede olvidar. Y pasaron un mes, dos, tres y ya se había olvidado. Y a raíz de que hacíamos ahora el año, hace unos meses empezaron los amigos a organizar la carrera que hacemos el sábado (mañana) y es cuando nos hemos puesto con las orejas arriba ya. Porque creo que también nos está ayudando mentalmente a superar todo esto. Hablamos con mi madre y dijo que había que hacerlo también. Que Asier se merece que se le recuerde.

Es que puede haber otro Asier en el futuro y hay que evitarlo.

Yoana: -Eso es, y que si esto no se para, ¿qué va a ser del futuro de nuestros hijos? ¿A dónde vamos a llegar?

¿Tienen ustedes hijos?

Juanjo: -Yo tengo un niño y una niña, de once y ocho años.

Yoana: -Dos niñas de siete y cuatro.

¿Les han contado a los pequeños lo que le pasó a su tío?

Yoana: -Las mías no saben que ha sido un asesinato. Es que no queremos que vivan con miedo tampoco, porque claro, tú imagínate decirle a una niña de siete años que a su tío le han asesinado. A mi sobrino que es un poco mayor, pues bueno, sí que sabe. Es diferente edad.

Juanjo: -Ya de pequeñitos es importante que tengan interiorizado lo de la igualdad. Que ni uno es más, ni el otro es menos; y luego cuando llegue una edad de salir a la calle de marcha, a las dos de la mañana... Claro, a mi hijo se le ha quedado algo de miedo también. No se quiere quedar solo. Antes no tenía esos miedos. Y las niñas de mi hermana, aunque eran más pequeñitas, lo han vivido todo. Porque tú date cuenta también que hemos estado también dos meses en el hospital: 60 días.

Debió de ser horroroso.

Yoana: -Estuve sin ver prácticamente a mis hijas. Trabajar y al hospital.

Juanjo: -Yo hacía mis ocho horas, salía de currar, me comía un bocata y al hospital: iba, dormía y luego a currar; y el fin de semana, a hacer las noches allí para que mi madre pudiera bajar un poquito. Y hemos estado 60 días ahí metidos, día tras día.

Yoana: -Y además del cansancio, la angustia de que si está mejor, que no. ¡Ay, parece que está mejor! Teníamos un poco de esperanza. Que sí, que no... Fue horroroso.

Juanjo: -Al principio lo ponían muy negro. Luego parecía que podía remontar. La verdad es que desde el primer momento fue un golpe muy grave, pero siempre te queda la esperanza. Después de un mes y medio, las constantes vitales están estables, porque físicamente Asier era un toro. Pero el golpe en la cabeza, el cerebro...

¿Cómo era físicamente?

Yoana: -Musculado, le gustaba cuidarse mucho, hacía deporte, andaba en bici, solía ir al polideportivo también con los amigos. A pala también jugaban. Ayer vi a sus amigos jugando en el frontón de la plaza. Siempre iba a jugar con ellos. Se me cae el alma. Un chico con toda la vitalidad... Es que además tenía una risa muy peculiar; nadie se olvida, porque era muy escandalosa.

Juanjo: -Yo, por ejemplo, nunca me he enfadado con mi hermano.

¿El pequeñín de la casa?

Juanjo: -Le llevaba 14 años. Viendo fotos, tengo alguna con 15 o 16 años y con mi hermano en brazos, que era un bebé. Lo he visto nacer.

Yoana: -Para mí era mi Nenuco. Mi Nenuco de verdad, porque todas mis amigas tenían su muñeco y yo tenía el mío de verdad, que le podía cambiar, le podía pasear... Siempre ha sido el pequeño de casa, el protegido.

¿Qué esperáis este sábado?

Juanjo: -Pues la verdad es que va a a ser un día muy emotivo. De tragar saliva y tratar de estar al pie del cañón, pero de todas formas agradecidos. Porque la carrera la han organizado los amigos y es un acto, una idea que nos ha parecido genial. Y encima han tenido que cerrar las inscripciones porque con 600 personas ya no había más aforo.

Ver esa respuesta de la gente...

Yoana: -A mí me está llamando mucha gente que se ha quedado fuera, pero se pueden acercar tranquilamente a la plaza de Urnieta. Se ponen una camiseta, a ser posible blanca, que es como vamos a ir, y se pueden acercar, porque después de la marcha y la carrera, va a haber un segundo acto. Va a ser lo de la puerta, se va a exponer. Nosotros subiremos también a decir unas palabras y presentaremos la canción que le ha compuesto mi hermano Juanjo a Asier.

Desconocía esa faceta suya, Juanjo. ¿Cómo surge la canción?

Juanjo: -Sí, es un hobby desde hace muchos años ya. Concursé en la primera edición del programa Lluvia de Estrellas de Antena 3. Ya tengo dos discos también y después del bloqueo que he tenido con lo de mi hermano, me levanté un día de la cama y me dije: ¿qué puedo hacer para que no se olvide esto? Y lo mejor es una canción, porque una canción es eterna. Tú haces una canción ahora y dentro 50 o 100 años la puede escuchar la gente, tus nietos o biznietos. Es para que la gente sepa lo que hay. Es muy difícil decir si es una canción bonita o chula... Es que esta canción no debería ni haber existido.

El juicio... ¿lo esperan, lo temen?

Juanjo: -No podemos cerrar etapas porque todavía falta el juicio.

Yoana: -Es que no tenemos ni idea, ni fecha, ni estimación. Y al final es también un grito a la justicia, de que hay una familia sufriendo y que al menos se acelere el proceso judicial y nos dejen dar otro paso. Y superar eso. Es que ahora mismo estamos bloqueados con el juicio.

Juanjo: -Va a ser muy duro. Tener que verle posiblemente la cara. Y luego, la condena... ¿Cómo pagas la vida de mi hermano? No hay ni dinero ni pena de cárcel para pagar eso. Lo que no queremos tampoco es que a los dos días salga.

Juanjo: -Al menos, gracias a que había testigos, hoy en día está en la cárcel, que es un alivio. Si no, podría estar incluso fuera de la cárcel y yo no sé si sería capaz de cruzármelo por aquí. Que estuviese fuera ahora para mí sería matador. Ese mismo agosto, habíamos estado una semana de vacaciones todos juntos en una casa. Mi hermano había estado durmiendo en la misma habitación que mi hijo, dormían los dos juntos porque se llevaban muy bien. Y le adoraba.

Se cumple un año del fatal desenlace. Parece mucho, pero no es nada...

Yoana: -El 11 de octubre a las cinco menos cuarto... Yo, a veces, cuando me levanto a las mañanas, digo: ¿Ha pasado o es un sueño?

Juanjo: -En las 24 horas del día en algún momento siempre se me pasa por la cabeza mi hermano. No hay un día en que no. Puedes estar más tranquilo, más nervioso, pero siempre está ahí, pum, pum. Y sí, iniciar la lucha esta que hemos cogido entre manos para que se haga justicia nos ayuda. ¿Si no estuviésemos ahí variaría la cosa, o no? No lo sé, pero no podemos quedarnos con la duda.

Yoana: -Al final, en este tipo de casos, están la rabia y la tristeza, el dolor. La rabia la podemos canalizar un poco consiguiendo que se haga justicia. El dolor jamás lo vamos a poder superar. Aprenderemos a vivir con él, pero ya se nos queda en el corazón para siempre. No vamos a descansar.

Juanjo: -Y es peor para mis padres, porque mi hermano vivía con ellos. Ayer (por el miércoles) era el cumpleaños de mi madre y vas allí y te come la casa. Intentas disimular un poquito, pero la casa está más sola.

¿Se sienten apoyados en su lucha?

Juanjo: -Tanto el Ayuntamiento de Urnieta, que se personó como acusación popular, como el de Donostia se han volcado totalmente. Y la Diputación también. Fuera de cámara, me han sorprendido gratamente. Al alcalde de Urnieta lo conozco de toda la vida, pero el de Donostia... No sé cómo será políticamente, porque no vivo allí, pero personalmente, chapeau. Ha estado ahí.

Yoana: -Y ha sido de verdad.

Juanjo: -Ha conseguido cosas. Por ejemplo, lo de la puerta, lo ha intentado y lo ha conseguido y para nosotros ha sido muy importante, sobre todo para mi madre. Le ha dado fuerzas que su hijo tenga un reconocimiento, algo en su nombre.