pamplona - La Fundación Proyecto Hombre en Navarra atendió en 2019 dentro de sus programas (residenciales o ambulatorios) a 554 personas. Así lo señalaron en sesión de trabajo en el Parlamento foral Gorka Moreno, adjunto a la dirección en Proyecto Hombre, y Cristina Illescas, directora del centro ambulatorio, quienes acudieron, a petición de Navarra Suma, para informar sobre las consecuencias y la evolución del consumo de cannabis en Navarra.

En cuanto a demanda del centro ambulatorio, Illescas indicó que el 14% de las solicitudes tienen que ver con problemas con el cannabis, “un porcentaje parecido en los últimos 5 años”. En la comunidad terapéutica, los porcentajes varían según los años, y, si bien en 2017 fue del 7,2%, en 2019 fue del 12,7%. “Son personas que por la gravedad de la adicción al cannabis o por que no pueden iniciar la abstinencia requieren un ingreso en un centro residencial o también por que las consecuencias consumo han deteriorado las áreas de la vida”, explicó.

En relación al perfil del consumidor de cannabis, señaló que en el 80% son hombres y jóvenes de entre 25 y 30 años. “Si alguien tan joven viene a pedir tratamiento quiere decir que ha empezado a consumir a edad temprana”, indicó, y manifestó que “cuanta más precocidad en el inicio de consumo más riesgo de dependencia”. Asimismo, también alertó de la “falta de conciencia” sobre que el cannabis provoca adicción, lo que dificulta abordar el problema, que en los últimos años muestra “cierta relación con la sintomatología psicótica. No quiere decir que el consumo de cannabis y la esquizofrenia sean causa-efecto, pero sí podría tener relación” en algunos casos, advirtió.

preocupación de los grupos En el turno de los grupos, todos mostraron su preocupación por las adicciones que puede crear el cannabis, especialmente en consumidores adolescentes, si bien sus planteamientos fueron diferentes. Así, desde Navarra Suma José Suárez abogó no por la “regulación, sino por la prohibición” de este consumo y por “una acción policial mucho más efectiva”. El socialista Jorge Aguirre sí respaldó la regulación de los clubes cannábicos para adultos, y Jabi Arakama (Geroa Bai) rechazó la “pura represión” para defender las campañas de sensibilización y prevención, “necesarias a medio plazo aunque sabemos que no darán resultados tangibles a corto”. También Txomin Gonzalez (EH Bildu) defendió la regulación del consumo y las políticas de precios para restringir el uso, acompañado de una labor educativa y preventiva; y, por Podemos, Mikel Buil, defendió legalizar los clubes de cannabis para que el “consumo adulto” no quede a merced del “mercado negro”, donde compran los jóvenes el cannabis que, al ofrecerse en el mismo espacio que otras drogas, puede convertirse en “una droga puente”, alertó.