Infraestructuras inadecuadas, falta de equipos de protección individual y productos sanitarios, además de carencias en procedimientos y protocolos tanto en los usuarios como en los trabajadores. Ésta es la dura lista de los principales déficits en las residencias navarras que el Servicio de Salud Laboral del Instituto de Salud Pública y Laboral (ISPLN) analiza en una memoria en la que se examina al detalle el impacto de la pandemia de covid-19 en los centros sociales residenciales.

El informe comienza exponiendo las crudas cifras que componen el reguero de desconsuelo que provocó el virus en estos lugares: un 35% de personas que han vivido en centros de mayores durante marzo de 2020 y marzo de 2021 fueron infectadas por un virus que, además, provocó el fallecimiento del 7% de la población total de residentes.

Este alto impacto de la incidencia se explica en el estudio atendiendo a varios factores principales, entre los que se encuentran los propios de la naturaleza de la población residente, como una mayor vulnerabilidad -considerando tanto la edad como las comorbilidades-, así como las propias de la evolución de la epidemia, como lo fue el nivel de propagación en el área donde se encuentra el centro. Sin embargo, también se indican otras variables en las que sí se pudo incidir más para evitar la catástrofe, como la gestión de la pandemia en cada una de las residencias o las características de su emplazamiento.

58 centros visitados

El estudio extrae sus conclusiones después de visitar en mayo de 2020, tras la primera ola de la pandemia, un total de 58 emplazamientos. Se acudió a 56 residencias de mayores, un centro de inclusión social y una congregación religiosa, escogidos después de recibir tanto denuncias del personal de trabajador, que en muchas ocasiones manifestaba falta de medidas preventivas, así como por la solicitud de asesoramiento de las empresas responsables. También hubo inspecciones tras la aparición de casos positivos.

Después de estas citas, el servicio envió 54 informes con deficiencias detectadas, entre las cuales se encontraban especialmente una falta de criterios comunes a la hora de afrontar la pandemia y la necesidad de priorizar las medidas preventivas.

En un listado detallado por áreas de actuación, Salud Laboral indica que, tras las inspecciones, realizó 58 recomendaciones para mejorar las zonas comunes para personal trabajador, las cuales califica de "inexistentes o inadecuadas". Después de éste, el principal problema destacado fue la detección de equipos de protección inadecuados, insuficientes o incorrectamente (50 consejos); así como condiciones de ventilación insuficientes (44 advertencias).

Otras deficiencias fueron el uso de agentes químicos sin eficacia demostrada (43 sugerencias), la falta de medidas relativas a las condiciones de visitas, salidas y acceso de profesionales (38) la falta de procedimientos (37), la incorrecta gestión de lavandería, residuos o cocina (35), deficiencias en las zonas de aislamiento o incumplimiento de los mismos (25), problemas en la separación de residentes en unidades reducidas (24), carencias en la vigilancia de la salud de los trabajadores (18), falta de formación e información al personal (13) y falta de instrucciones para evitar contagios de trabajadores durante los trayectos hasta el centro o en la entrada y salida de los mismos (6).

Infraestructura no adecuada

En el apartado de hallazgos más relevantes, la memoria concluye que las residencias cuentan con una infraestructura que "en muchos casos, ha facilitado la difusión de la enfermedad por el uso compartido y continuado de estos espacios", que no se encontraban preparados para funcionar como espacios independientes y separados del resto, una norma básica para detener la circulación del virus.

En concreto, los expertos de Salud Laboral detallan que en un número elevado de centros la mayoría de las habitaciones son de uso compartido o de uso individual pero con baño común, distribuciones que facilitaron el contagio. Además, a pesar del contexto de pandemia, fue muy habitual el uso de las salas de uso común, en las que los residentes suelen permanecer muchas horas, a poca distancia, en y en unos unos lugares que cuentan con una ventilación "insuficiente o nula", lo que también contravino todas las recomendaciones.

Asimismo, se detectaron dificultades arquitectónicas para "sectorizar y separar la circulación de usuarios y trabajadores, así como de enfermos y contactos", impidiendo establecer circuitos limpios y sucios. Un problema fueron también las personas "errantes" (que cuentan con demencia, alzheimer o desorientación), a las que no se le tuvo en cuenta sus requisitos específicos de cara a su protección.

También se visitaron instalaciones en las que, por ejemplo, solo había un ascensor, por lo que el personal que atendía a los positivos y efectuaba el traslado de su ropa o de la vajilla usada utilizaba el mismo circuito que el resto.

Todo este cóctel de circunstancias desbarató el plan de crear burbujas y unidades de convivencia, con las que se buscaba que cada grupo fuese totalmente independiente de cara a evitar grandes brotes si el virus entraba en el lugar.

Esta segregación necesaria para mantener a raya la circulación del virus no se realizó ya que "la mayoría de centros" cuenta con instalaciones que "carecen de sectorizaciones que faciliten el establecimiento de unidades diferenciadas", ni "espacios para separarlas", como comedores, salas comunes, etcétera.

Además, en aquellos emplazamientos en los que sí podían ubicarse a los residentes en estas unidades, la dirección del centro indicaba que era "imposible" alegando una falta de personal que, a veces, no se entendió desde Salud Laboral por la escasa inversión que suponía en algunas ocasiones.

También se vio que algunas centros rompían las burbujas mezclando a personas para residentes actividades, así como dejaban que puestos de trabajo fuesen comunes a todos los grupos de convivencia.

"Esta falta de reorganización en unidades estancas ha sido una de las principales causas por las que las residencias han sufrido brotes masivos, afectando a un elevado porcentaje de residentes del centro una vez que alguna persona residente y/o trabajadora resulta contagiada", sentencia el informe.

EL POST-IT

Mejoras y recomendaciones. La memoria elaborada por Salud Laboral concluye con una serie de propuestas de mejora y recomendaciones, entre las que se encuentra mantener y fomentar la coordinación entre servicios sociales y servicios de salud, incrementar estándares en infraestructuras e instalaciones para facilitar un nuevo modelo de cuidados, así como mejorar las condiciones laborales del personal de cuidados en los centros sociales y elaborar planes de formación en conocimientos y habilidades.

EN CIFRAS

71

En Navarra existen 71 centros de mayores, que suman un total de 5.835 plazas residenciales. En ellos, trabajan unas 5.500 personas.

68

Aunque se tratan de centros más pequeños, las congregaciones religiosas cuentan con 68 residencias. Solo 20 de ellas cuentan con más de 25 camas.

49

La Comunidad Foral también cuenta con 49 recursos de alojamiento (residencias y viviendas tuteladas), con las que se alcanzan las 1.025 plazas para personas con discapacidad.

En detalle

Área Centros Plazas

Estella 14 / 920

Noreste 6 / 352

Noroeste 7 / 556

Pamplona 16 / 2.271

Tafalla 14 / 707

Tudela 14 / 1.029

Total 71 / 5.835

Problemas detectados

Zonas para personal. En las 58 visitas a centros, el Servicio de Salud Laboral detectó "zonas comunes para personal inexistentes o inadecuadas", en las que no era posible mantener los aforos y distancias. Los trabajadores además se encontraban con equipos de protección "inadecuados, insuficientes o incorrectamente utilizados", algo visto en 50 centros.

Ventilación. Los profesionales vieron en sus inspecciones unas condiciones de ventilación "insuficientes" en 44 residencias.

Medidas para acceso. Hubo un total de 38 recomendaciones por "falta de medidas relativas a las condiciones necesarias para el acceso al centro" por parte tanto de profesionales externos como en salidas y visitas.

La sentencia

"La infraestructura ha facilitado la difusión de la enfermedad"

La memoria destaca que "en muchos casos", la infraestructura de los centros "ha facilitado la difusión de la enfermedad por el uso compartido y continuado de los espacios".