El cierre de toda la hostelería a partir de la 1 de la mañana ha tenido como víctimas colaterales a los comercios que dedican a la venta de disfraces, que ven como otro año más no van a poder vender prácticamente nada en Nochevieja, una de las fechas marcadas del calendario para este tipo de locales.

"Se ha hundido todo. Venía alguna cuadrilla suelta a mirar cosillas, a reservar, pero ya nada. Está todo muerto, muerto", explica Koldo, propietario de la tienda de disfraces La Máscara, situada en la calle Abejeras.

"Una tienda como esta casi vive todo el año de Nochevieja y Carnaval. Ya el año pasado no tuvimos Nochevieja, un desastre, y este año, pues un caos total", apunta Koldo, que asegura que han vendido "muy poco" hasta el momento de las nuevas restricciones.

En este caso, no solo se trata de que las cuadrillas de jóvenes suelen dejar la compra de los disfraces para última hora, Verónica, propietaria de El Camerino, en la calle Mayor, explica que "acudía gente a mirar, pero no como otros años". "La gente estaba prudente, estábamos todos un poco a la espera de qué podía pasar".

En ese sentido, y viendo venir las restricciones, o que aun sin darse la gente iba a estar más comedida, en la tienda del Casco Viejo decidieron no hacer una inversión importante. "No nos hemos arriesgado, por si acaso, pero claro, al final ahí se te queda el género que ya tenías".

Lo mismo pensaron en Juguetes Eregui, en el polígono de Villava: "Viendo que la Nochevieja pintaba mal no hemos hecho mucho acopio", manifiesta Rafa, encargado de la tienda. No es la situación en La Máscara, y es que Koldo explica que "no pensaba que fuera a ser así". "En Halloween ya empezó a trabajar normal. Mucha gente con ganas de pasárselo bien. Viendo todo esto he hecho acopio de género para Nochevieja, porque a primeros de diciembre no esperaba tanto contagio y que subiera tanto para estas fechas", lamenta.

EL JUEGO DEL CALAMAR TENDRÁ QUE ESPERAR El disfraz estrella de esta nochevieja, como ya ocurriera en Halloween, iba a ser el de El juego del calamar, la popular serie coreana. "En Halloween ya se vendió mucho de El juego del calamar, y también algo de la Casa de Papel. Seguro que el primero iba a ser el que mejor se vendiera", apunta el propietario de La Máscara, con quien coincide su homóloga en El Camerino: "Quitando ese, no ha habido ningún otro que nos hayan pedido".

Sin cuadrillas que acudan a comprar masivamente, estos comercios todavía esperan vender algo destinado a las celebraciones que las familias hagan en sus casas, ya que también es habitual comprar algún complemento para dar ambiente, pero "no es lo mismo". "Compran un gorrito de cartón, una bolsa de cotillón o una peluca, pero no es la juventud que sale a la calle, todos disfrazados", explica Koldo. "Lo que estamos vendiendo es más para fiestas familiares, también disfraces para niños, estos más como regalo", coincide Rafa.