Daryna Kosarim no podía contener la emoción mientras veía como uno de los camiones del clúster SOS Ucrania emprendía la marcha hacia la frontera de su país con Polonia. Sabe que muchos de sus compatriotas aguardan en las localidades cercanas, sopesando si es mejor quedarse para regresar a su casa en un futuro cercano o si la acogida en otro país es una situación mejor. Pero, mientras lo hacen, necesitan ayuda como la que iba dentro del tráiler. Por ello, al ver cómo partía, necesitó fundirse con otras ucranianas residentes en Navarra y que compartían su emoción.

"Esto es parte del trabajo de muchísima gente. Ha sido un mes consiguiendo ayuda paso a paso", explicó la integrante de la asociación Alas de Ucrania, para añadir que su labor "más importante" ha sido "canalizar la ayuda" procedente tanto de empresas como de particulares.

"Gracias por la respuesta. Esto no son cajas, son corazones de nuestra gente que vive en Navarra" mostró agradecida, destacando que la partida de los seis camiones es el "resultado de buenas iniciativas y el esfuerzo por ayudar más". Este primer paso, "que es muy difícil", lamentablemente no será el único. "Es muy importante seguir ayudando porque la situación no mejora. Sigue habiendo ucranianos dentro de la frontera y fuera", subrayó.

Por esta razón, el clúster continutará su actividad. Tras este primer envío, canalizará la ayuda humanitaria con destino a las personas afectadas por la guerra de Ucrania, si bien la recogida se centra a partir de ahora principalmente en fondos económicos, con el fin de poder adquirir productos y materiales en Polonia y evitar así el coste del transporte. También se prevé la posibilidad de poner en marcha campañas, de las que se informará, para recoger los productos concretos que resulten más necesarios en cada momento.

Una de las instituciones públicas que se encuentran dentro de la iniciativa y que también prolongarán su ayuda es el Ayuntamiento de Pamplona, que "trabaja en que los refugiados tengan un lugar de acogida". El alcalde, Enrique Maya, mostró ayer su "orgullo" por "la colaboración entre instituciones", que ha sido "clave" en un "momento realmente importante".

Viaje planificado y supervisado

El viaje que realizan los camiones organizados por el clúster no van precisamente a ciegas. Con el fin de conocer las necesidades reales de las personas refugiadas que huyen de Ucrania y ponerse en contacto con organizaciones locales para la distribución con garantías de la ayuda humanitaria, tres miembros del clúster se desplazaron la semana pasada hasta la frontera polaca: Roberto Rubio, jefe de operaciones internacionales de Salvamento, Ayuda y Rescate (SAR) Navarra; Juan Antonio Castro, voluntario de esta misma ONG; y Lili Shyshkovska, de la asociación Alas de Ucrania.

"Fuimos para conocer dónde iban a ir los materiales y cómo se iban a distribuir, lo que permitió que se gestionase las salidas de los cargamentos", desarrolló Roberto Rubio, que está muy pendiente del actual viaje, al cual le une un walkie, dispositivo que tiene él además de cada uno de los camiones.

"Roberto siempre estará en contacto con los camiones, y se podrán poner en contacto entre ellos para responder a emergencias. Pueden comunicarse en cualquier momento porque tenemos una tecnología propia que tiene cobertura a nivel mundial", aclara Paul Bustindui, de Global Radio System, que ha cedido los equipos de forma desinteresada.

Una de las personas que cuente con esta vía de comunicación será María Soares, portuguesa de 58 años y camionera desde hace 37.

"Estoy tranquila. Vamos con ilusión porque es por una buena causa. No tengo miedo", confiesa esta madre de un hijo y abuela de una nieta que compartirá recorrido con otros dos camioneros que irán en el otro vehículo, sobre el que se turnarán durante estos tres días de viaje hacia la frontera. Asimismo, miembros del clúster viajaron con el convoy para supervisar la entrega de los productos y materiales enviados.