Alquilar un piso en la Comarca de Pamplona se ha convertido en poco menos que misión imposible para muchos grupos de personas, como los jóvenes, los pensionistas o los solteros -especialmente las madres solteras-, a los que les es muy difícil llegar a los requisitos que establecen los propietarios, las inmobiliarias o las aseguradoras, que se han ido elevando conforme han subido los precios.

Para entrar en un piso de alquiler normalmente se requiere que los arrendatarios tengan contrato fijo y unos ingresos mensuales determinados en función de la renta del piso en cuestión -unas tres veces el importe del alquiler-, a lo que hay que sumar un desembolso inicial en el que normalmente se incluye la mensualidad, otra de fianza, otra más de garantía adicional y una más -más IVA- como honorarios de la inmobiliaria.

Por ejemplo, para un piso de 700 euros -y en estos momentos no hay demasiada oferta por debajo de este precio-, una persona soltera debería tener contrato fijo, unos ingresos mensuales de unos 2.000 euros y unos 3.000 euros para abonar en el momento de entrar, algo fuera del alcance de muchas personas, más todavía si pretenden vivir solas.

Madre soltera, misión imposible Sara Landa, de 43 años, es madre soltera y vecina de BurladaBurlada. Tiene dos hijos ya crecidos -22 y 21 años- y una pequeña de 4, y trabaja en el pueblo como cajera de supermercado. Lleva desde noviembre buscando piso de alquiler, desde que el propietario de su actual vivienda le dijera que su intención es vender el piso y le diera un año de margen hasta dejarlo.

"Realmente llevo buscando piso cuatro años, porque en 2017 me eché un perro y el dueño no me dejaba tenerlo. A las dos semanas me enteré de que estaba embarazada, y estuve tres o cuatro meses buscando a tope, pero la mayoría de los propietarios no querían mascota. A final desistí, dejé a la perra con unos familiares y me quedé, aunque seguí buscando, porque quería recuperar a la perra. Desde noviembre he vuelto a buscar digamos más fuerte", relata.

En cualquier caso, todo ese tiempo de búsqueda ha sido infructuoso. Ha contactado con innumerables inmobiliarias, pero asegura que no entra en el perfil que buscan. "Los propietarios suelen preferir parejas estables, funcionarios, cosas así. El otro día estuve viendo un piso y la chica de la inmobiliaria me dijo que es así porque el requisito es que tengas unos ingresos demostrables de tres veces lo que cuesta el alquiler, y normalmente es más fácil cumplirlo en pareja", explica.

Todo esto le ha hecho bajar los brazos en algunos momentos y llegar a desistir con alguna inmobiliaria. "Con alguna ya ni me molesto, si veo que un piso lo llevan ellos paso a otro, porque ya se que no me van a llamar. No soy un perfil bueno para ellos", explica Landa.

Tampoco lo es Julia Navarro, de 32 años y también madre soltera, que ha terminado por dejar de lado la idea de buscar un piso de alquiler para ella y su hijo Samuel, de 9 años, después de varios meses intentándolo, para volver a buscar una habitación en una vivienda compartida.

"Los precios están muy elevados y los pisos que lanzan económicos se van muy rápido. Además valoran mucho el perfil y la solvencia económica. Yo estoy en el programa DaVid, por lo que si encuentro un piso de 650 euros, que no hay muchos, yo terminaría pagando lo mismo que estoy pagando ahora por una habitación", explica Julia, que trabaja como comercial, por lo que parte de sus ingresos van por comisiones, algo que, según afirma "no se entra a valorar en las inmobiliarias" a la hora de calcular los ingresos.

Problemas para los pensionistas Mari Jose Muñoz lleva dos años buscando un piso de alquiler para sus padres Juan y María, de 84 y 72 años, el último con más intensidad, ya que en estos momentos viven en su casa, un piso de una habitación. En ese tiempo ha contactado "con todas las inmobiliarias habidas y por haber", pero prácticamente solo han encontrado pisos "de 700 euros para arriba", algo fuera del alcance de sus padres, con una pensión de 1.600 euros. "Hemos llegado a encontrar pisos vacíos de una habitación por 775 euros. ¿A dónde vas? Te puedes encontrar alguno barato, que te llama la atención, y luego ves que es un cuarto o quinto sin ascensor. De todas formas, en la mayoría, sin unos ingresos de 2.000 y pico no entrábamos en el perfil. Ahora estoy viendo si puedo avalar yo, a ver si así se puede, porque de momento nada", apunta.

Viendo los precios de los pisos, han tenido que aumentar su límite de precios. También han ampliado la zona en la que buscan, llegando a mirar en Tafalla y Olite, porque en la Comarca de Pamplona "está todo igual". "Te encuentras pisos de 1.100 o 1.200 en cualquier sitio", afirma Mari Jose.

Búsqueda de seguridad Fernando Flores, presidente de la Asociación de Inmobiliarias de Navarra (AINA), confirma que se exigen los mencionados requisitos y lo achaca al deseo de los propietarios de tener la mayor seguridad y estabilidad. Apunta que la mayoría de propietarios buscan firmar un seguro de garantía de alquiler ante posibles impagos, para lo cual las aseguradoras piden que fundamentalmente que el o los inquilinos tengan una nómina fija y que la renta mensual de la vivienda no supere un límite de entre el 35 o el 40% de los ingresos demostrables de estos.

Flores recalca que "las inmobiliarias no marcan los precios ni los requisitos, pero sí orientan a los propietarios". Afirma que la gran mayoría maneja límites cercanos a esos 35 o 40% de los ingresos, ya que "de otra manera estaríamos abocando a los inquilinos y a los propietarios a un problema. Alguien con unos ingresos de 1.600 euros no se puede meter en un piso de 1.000 euros al mes en alquiler, porque, ¿con qué va a vivir?".

Según Flores, lo que explica todo esto es la situación del mercado, con una muy baja oferta y una alta demanda, lo que provoca unos precios elevados, que con ellos suban los requisitos de entrada y también que los propietarios tengan más "poder de elección" a la hora de escoger inquilino. "Los propietarios siempre quieren al inquilino que le vaya a proporcionar más seguridad y estabilidad, y eso casi siempre va por el lado económico".

El presidente de AINA achaca esta situación a la "inseguridad jurídica que el actual marco normativo provoca en los propietarios", algo que, en su opinión, puede empeorar con nuevas medidas como el Real decreto-ley que entró en vigor el viernes, que establece un límite del 2% para la actualización anual de la renta de contratos de alquiler de viviendas firmados entre el 1 de abril y el 30 de junio, muy por debajo del IPC, que en marzo alcanzó el 7,6%.