Imaz y Beunza revalidan sus txapelas

Así, en vez de ascender directamente hasta lo alto del puerto, en el nuevo trazado se giró antes del salto de agua hacia el oeste en dirección de Gainsoil (1.064 metros) para después descender hacia el centro de interpretación por la zona de cresterío y el puerto viejo de Olazti hacia el salto de aguas, donde se giró hacia la ladera este por la senda de las carboneras. Allí conectó con el camino de la subida a la Cruz de Bargagain dirección Zelai haundi para después coger la senda de los montañeros, pasando por Larrakarte y Morterutxo antes de bajar por el puerto viejo dirección la meta en la plaza de San Miguel.

Así, un nuevo cambio a esta carrera heredera de otra popular organizada por el club Sutegi que va por 15 ediciones, siempre dentro de las fiestas de San Miguel. En un principio era de 26,33 km y años después se introdujo otra opción más corta de 15,23 kilómetros. En aras de volver a su origen, en 2018 se suprimió el primero y también los premios en metálico, que fueron sustituidos por lotes de productos de la zona.

Imaz tiró de la carrera desde el principio seguido muy de cerca de Carlos Jiménez, que finalmente se clasificó tercero. “Hemos ido todo el tiempo delante, con Carlos pegado. Me he soltado en la bajada y he conseguido llegar en solitario a meta”, resumió este corredor de 23 años de Agurain pero de padre de Olazti. En relación a los cambios en el recorrido, señaló que “en principio me gusta más el otro pero he venido un par de día a verlo y muy a gusto. Para el público es mejor porque se puede ver en diferentes puntos. Por esa parte está bien”.

Para Beunza, corredora de cross, el cambio le favoreció. “Me viene mejor porque la otra bajada era muy técnica. Mi objetivo era llegar lo más rápido posible arriba y correr para coger ventaja. Ha salido bien”, observó esta corredora de Olazti de 37 años.

Mientras los y las atletas corrían por Urbasa, en la plaza de San Miguel se disputaron carreras en diferentes categorías con la participación de 38 niños y niñas. Porque lo importante era participar, no hubo clasificaciones y si regalos para todos y todas además de castillos hinchables. Para hacer posible esta prueba, la organización movilizó a 70 voluntarios.