Principalmente ha aumentando el llamado grooming, aunque también lo han hecho la violencia y el control online. Se llama grooming al acercamiento con fines sexuales que hacen muchos adultos hacia niños y adolescentes a través de Internet. Ya sea en juegos online o redes sociales, muchos mayores, la mayoría hombres, se hacen pasar por chicos y chicas menores de edad para contactar con otros menores e intentar engañarles y que les manden fotos o vídeos sexuales, para que hagan videoconferencias sexuales con ellos o para quedar en la calle e intentar mantener sexo.

La técnica más utilizada para conseguirlo es través de mensajes directos en redes sociales (Instagram, WhatsApp, TikTok, Snapchat, Facebook, Twitter€), tontear un poco, mandar primero fotos o vídeos sexuales y reclamar después que los menores les manden los suyos. Los depredadores sexuales envían fotos o vídeos de otros menores y utilizan las fotos que reciben como cebo para futuras víctimas. Una vez que los menores les han entregado el material sexual, los depredadores lo utilizan para extorsionar a las víctimas. Les dicen que si no quieren que muestren lo que les han enviado a todo el mundo tienen que crear nuevo material pornográfico para ellos o deben quedar con ellos para mantener sexo. A este tipo de extorsión se le llama sextorsión.

Otras veces, los depredadores inician conversaciones sexuales y poco a poco enseñan a masturbarse a los más pequeños/as y les piden que se graben y envíen ese material. A veces suelen ir más directos y les piden la dirección de casa para ir a tener relaciones sexuales. Para que los menores bajen la guardia, como la mayoría de depredadores fingen ser también menores, les dicen que sus hermanos o padres les llevarán en coche o que pueden ir a buscarles.

También les proponen cibersexo, para que mediante videoconferencia los menores se muestren desnudos o se masturben y así los delincuentes sexuales lo graban para quedarse el material y usarlo como cebo para otros menores o extorsionarles.

Es bastante perturbador saber que detrás de la imagen de una niña de 13 años en Instagram pueda estar un hombre de 55 años, aunque un menor piense que habla con alguien de su edad.

Para prevenir estas situaciones que pueden acabar en tragedia se recomienda seguir las siguientes pautas:

* Dejar claro a niños y a adolescentes que no hay forma de saber con quién hablamos en juegos online o redes sociales. Ni viendo las fotos que sube la otra persona, ni mirando sus historias, su perfil, sus directos, ni nada. Hace poco, una blogger china conocida popularmente como Bilou, pero autobautizada como Your Highness Qiao Biluo, fue noticia porque utilizaba un filtro en su cara para hacer los directos y todo el mundo pensaba que tenía 23 años, cuando en realidad sumaba 58. Es decir, que con un filtro de cara engañaba a sus miles de seguidores cuando emitía en directo, hasta que un día hubo un fallo técnico, el filtro dejó de funcionar durante unos segundos, y todo el mundo se dio cuenta del engaño.

* Trasladar la importancia de la privacidad. Como no sabemos quién es quién en Internet, es muy importante tener nuestras cuentas privadas, que cualquiera no pueda ver lo que publicamos ni se pueda poner en contacto con nosotros, porque no sabemos quién es ni qué va a hacer con esa información. Además, no daremos información privada ni personal a gente que acabamos de conocer en Internet o con la que estamos jugando en juegos online, y solamente aceptaremos a gente que conocemos y que hemos visto en persona. Esto es un poco complicado de conseguir, porque muchos menores utilizan las redes sociales para conocer gente, pero hay que tener claro que si no se va con mucho cuidado podemos correr riesgos reales. Un consejo importante: si hemos quedado en la calle para conocer a alguien de Internet nunca iremos solos, y siempre quedaremos en un sitio público y de día. No hay forma de saber quién o quienes van a aparecer.

* Ser conscientes de que una vez que mandamos una foto o un vídeo es imposible saber dónde puede acabar, por lo que nunca se recomienda enviar fotos o vídeos comprometedores. Las videoconferencias se pueden grabar y nunca se sabe quién está mirando. Incluso si solamente nos grabamos a nosotros mismos y tenemos ese vídeo o foto en nuestro ordenador o smartphone, puede difundirse de diferentes formas sin que nos enteremos y puede acabar en cualquier sitio: el smartphone se infecta con un virus, nos conectamos a una red wifi pública, llevamos el teléfono u ordenador a una tienda para arreglarlo€

* Se recomienda tapar las cámaras de los ordenadores, smartphones y tablets y tener un antivirus siempre en todos los dispositivos, excepto en los iPhones y iPads, que de momento no lo permiten. Muchas veces los agresores nos envían archivos infectados que activan la cámara sin que nos demos cuenta, todo para grabarnos y extorsionarnos.

* Transmitir que a cualquiera le puede pasar. Muchos adolescentes conocen los riesgos pero piensan que a ellos nunca les va a suceder y bajan la guardia. Están equivocados. Esta es otra de las razones por las que se aconseja seguir las edades de uso recomendadas por cada red social -las más permisivas la establecen en 13 años-. Si un niño o un menor utiliza redes sociales o juegos online, es imposible controlar lo que manda y recibe a través de los mensajes directos, ni siquiera con controles parentales, pero muchas redes sociales permiten establecer de qué personas se pueden recibir los mensajes directos.