La cadena amiga programó la semana pasada un atracón serial con la estética C.S.I. que debe ser algo así como funcionarios forenses en el lugar del crimen, un nuevo remedo de policía duro o detective en apuros en medio de una gran ciudad norteamericana. Entre las diez de la noche y las dos de la madrugada Paolo Vasile nos enjareto cinco historias criminales abriendo y cerrando con Miami como escenario de la teleserie y un intermedio en Nueva York. Faltó Las Vegas para rematar el triángulo que alberga venturas y desventuras de los sucesores de Grissom o compañeros de un Horatio que tiene especial modo de enfrentar la cámara, sobre todo en primeros planos y que dotan a esta saga de singular encanto, de atmósfera fashion que le permite seguir en las parrillas con holgado y fiel share de audiencia. CSI Nueva York estrenó nueva temporada y sin salirse de los ingredientes habituales volvió a resolver con gracia y nuevos personajes en un alambicado guión la trama propuesta que el jefe de CSI encaja sin despeinarse ni alterar la raya del pantalón perfectamente planchado en un ejercicio de interpretación forzado y poco natural pero típico de la serie. Fotográfica intensidad cromática, maquinaria e instrumental investigador de última creación, digitales laboratorios forenses se mantienen una temporada más como seña de identidad de una serie aceptada por los televidentes. La manera de trabajar de los actores responde a una pauta marcada por guionistas y directores que han sabido crear un estilo de marca y una marca con reconocido perfil. Un creativo montaje con espectaculares flashback a cámara lenta que crean secuencias de series de culto, además de continuidades paisajísticas fascinantes de las ciudades colaboran al éxito de la producción. En cualquier caso, cinco historias seguidas atragantan al más pintao de sus fieles.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
