TODOS los informativos de televisión hablaron ayer de la mayoría conservadora de Grecia y que choca con la victoria en Francia de Hollande y la concentración más importante del poder en el Partido Socialista francés. Mientras unos apuestan por salvar los muebles con más de lo mismo otros apuestan por la transformación. Aquí por ejemplo, se ha sabido que Pepe Blanco cuendo estaba en su ministerio de Fomento rubricó un contrato de 190.000 euros para que Antonio López le hicera un retrato a Francisco Álvarez-Cascos. Dicen las malas lenguas que el pintor fue elegido por su perfección a la hora de plasmar los membrillos. Cascos también había sido ministro de Fomento y luego se echó al monte montando un partido que le hace la competecia al PP y, de paso, también al Principado de Asturias. La erótica del poder no atiende a crisis, ni repara en gastos en un ministerio acostumbrado a hablar de miles de millones. Que la cara de Cascos roce la perpetuidad debe ser algo envidente para Blanco pero que solo lo rechazamos el 99 por ciento de la población. Ya ven, da igual nuestra opinión. Ya puestos a reflejar la realidad, por muy dura que sea (hablo del careto de Álvarez-Cascos además del desplome de la bolsa y del nuevo récord de la prima de riesgo) le sugeriría al pintor López que supere su habitual hiperrealismo y que nos pinte, por el mismo precio si puede ser, un par de escenas románticas de las protestas de los mineros. Hay una gran vacío entre las imágenes de los trabajadores tocados de pasamontañas y armados de lanzacohetes y sus reivindicaciones. Y eso que las acciones están bien cubiertas y que hay tantos periodistas y cámaras de televisión heridos como policías o mineros.