pamplona - Unax Ugalde está satisfecho con el personaje que interpreta en la nueva temporada de Bajo sospecha. Reconoce que tiene un carácter insoportable, que es oscuro, soberbio y déspota. Esta joya se llama Daniel Egarra y es el cirujano jefe del hospital que dirige Adela, papel al que da vida Concha Velasco, y que ve en el joven galeno su mejor apoyo.

¿Cómo es su papel en Bajo sospecha?

-Soy Daniel Egarra, el cirujano jefe del hospital donde se desarrollan todos los casos de esta segunda temporada.

Y como jefe; estará contento.

-Un cargo que mi personaje se lo tiene muy creído. Soy la mano derecha de la directora, que interpreta Concha Velasco, doña Adela. Daniel es bastante déspota, él cree que es el artífice de toda la economía del hospital.

¡Vaya perfil!

-Y que lo diga. Va a traer bastantes dolores de cabeza, no solo a sus compañeros del hospital, también a toda la policía. Esconde bastantes cosas.

¿Es sospechoso o culpable de lo que está ocurriendo?

-Ja, ja, ja? Nos se lo puedo contar, es algo que entra dentro del secreto del guión.

En la primera temporada, ni los propios actores sabían quién era el culpable.

-No tenemos mucha idea, puedes ir suponiendo, pero ninguno de nosotros sabe realmente quién está detrás de todo lo que ocurre en el hospital. Sabemos poco y lo vamos viendo como vosotros, desde casa.

¿Conocía la primera temporada?

-No la pude ver porque me pilló trabajando en México; sí que sabía que había tenido gran repercusión y audiencia. Cuando me llamaron para participar en la segunda temporada, pude ver la anterior y me gustó mucho el tono, la temática y los actores protagonistas. Cuando me pasaron los guiones, me interesaron mucho y me decidí.

Usted es un actor que se ha volcado mucho más en el cine que en la televisión.

-Es cierto. El cine es el medio que más trabajo me ha ofrecido y quizá es ese uno de los motivos por el que he hecho menos televisión.

¿Qué medio le gusta más, cine o televisión?

-Hoy en día es muy difícil diferenciarlos. Hace años era diferente porque la televisión quizá se hacía con menos cariño y menos tiempo, pero creo que las series españolas han mejorado muchísimo y es muy difícil diferenciar en estos momentos la calidad cinematográfica de la televisiva con la del propio cine.

Pero el cine parece atraer más a los actores.

-Creo que se están haciendo proyectos muy interesantes en televisión, a los que es difícil decir que no; Bajo sospecha es uno de ellos. A la hora de preferir entre una cosa u otra, prefiero algo que se haga con tiempo y que tenga una economía estable para poder sacar los proyectos adelante, y eso se ha hecho más en cine que en televisión.

Los cineastas se quejan de cómo está el sector.

-Es cierto que el cine hoy en día está muy en precario y se hacen películas en dos o tres semanas. Así que me es difícil decir cuál prefiero, creo que ahora el medio es indiferente.

¿Se puede permitir el lujo de decir que no o seleccionar los personajes?

-Creo que no hay ningún actor en España que pueda permitirse ese tipo de lujos. Es un momento para leer y releer y ver las posibilidades de cada proyecto que te llega; en estos momentos, la oferta no es tan variada para ningún actor como lo era hace años.

¿Qué medio cree que está sufriendo la crisis actual?

-De un modo injusto, creo que es el teatro. Se están haciendo producciones muy pequeñas que exigen un gran esfuerzo a todo el equipo y la remuneración económica es banal para todo el trabajo que se requiere. Es el medio que más público ha perdido y creo que también es el medio que más dificultades económicas está pasando.

¿Tiene algún otro proyecto entre manos?

-Estábamos haciendo una función de teatro, se llamaba Siempre me he resistido a que terminara el verano, una producción de Asier Etxeandia. La estrenamos en noviembre y estuvimos mes y medio en el teatro Marquina de Madrid. Y por diferentes factores -económicos, de afluencia de público, IVA cultural y demás-, la función no ha aguantado como esperábamos y se ha tenido que suspender.

Lo que usted decía de la crisis del teatro, ¿no?

-Pues sí. Hemos suspendido las próximas citas que teníamos en Madrid y la gira. Me ha dado mucha pena porque teníamos programada una cita el 12 de febrero en Vitoria, mi ciudad, y no va a poder ser. Era mi primera obra de teatro; lo siento mucho, pero así es la vida.

¿Qué le ha parecido esta primera experiencia teatral?

-Como experiencia ha sido muy positiva, me he quitado el miedo a las tablas, ese era mi principal objetivo. Era un camino que tenía sin explorar y espero que esta obra sea la primera de muchas.

¿Por qué no había hecho teatro hasta ahora? ¿Falta de tiempo o falta de proyectos?

-Me había concentrado sobre todo en el cine. Por suerte, durante muchos años he tenido muchas ofertas diferentes, donde he podido elegir el camino. Dentro de esos caminos, alguna vez apareció el teatro pero la oferta no era tan interesante como la que tenía al lado; no hay otra razón.

¿Tenía más tiempo ahora para aceptar la oferta de Asier Etxeandia?

-Me llegó justo antes que la serie, un momento en el que no tenía grandes cosas, y me lancé a ello.

¿Qué ha hecho en México?

-Una película que se llama Manual de principiantes para ser presidente. Es íntegramente mexicana, el director es Salim Nayar y está destinada para las televisiones de Estados Unidos, para el mundo latino de ese país. Se estrenará en Los Ángeles, en febrero.

¿Qué pintaba usted en una película íntegramente mexicana?

-(Se ríe) He trabajado varias veces en México, tres en Colombia y en otros países. Desde que hice Rosario Tijeras, una película colombiana que fue la película más taquillera en la historia de ese país, no he parado de tener ofertas en países latinoamericanos. Realmente, es un placer trabajar tanto en México como en Colombia y agradezco que cuenten conmigo.