bilbao. Curioso paralelismo con los tiempos actuales: a mediados de la década de 1980, el artista Robert Rauschenberg viaja a su Texas natal con motivo de la celebración de una exposición en la que se celebra el 150º aniversario de la independencia del estado mexicano. Por aquél tiempo la economía de Texas, basada fundamentalmente en la industria de producción de petróleo, agonizaba por la recesión económica ocasionada por un excedente en el mercado petrolífero.

Rauschenberg se sorprendió de cómo un "exceso" había sido el causante de la devastación económica de esta zona de la costa del golfo, transformando el paisaje rural en uno decadente, salpicado de gasolineras cerradas, automóviles abandonados y barriles oxidados.

De vuelta en Florida, el artista comienza a recopilar en un desguace cercano a su hogar, a las afueras de Fort Myers, restos similares a los que poblaban los paisajes desolados de Texas, cuyas imágenes no pudo borrar de su mente: señales de tráfico, tubos de escape, parrillas de radiador, persianas metálicas, etcétera. En su estudio de Captiva transformó esta chatarra, aparentemente inservible, en relieves murales y esculturas exentas que denominó Gluts y que recordaban a su famosa serie Combines de 1950, en la que trasladó el objeto encontrado de tres dimensiones al ámbito de la pintura.

El Museo Guggenheim de Bilbao muestra hasta el 12 de septiembre sesenta de estas piezas en una exposición que rinde homenaje póstumo al artista un año y medio después de su muerte. Susan Davidson y David White han comisariado la muestra de este autor que siempre estuvo muy vinculado a Bilbao.

"Volver a presentar su obra en Bilbao, especialmente sus Gluts, después de más de una década, no sólo es un privilegio para nuestro público, es también la forma en que los museos Guggenheim -con quienes Rauschenberg siempre tuvo una relación especialmente estrecha- homenajean al artista fallecido en 2008", aseguró ayer Juan Ignacio Vidarte, director de la pinacoteca.

Desde los inicios de su carrera, Rauschenberg mostró un entusiasmo ilimitado por los objetos que otros habían desechado, con el objetivo de darles nuevos usos, a menudo mejorados, y así resucitarlos y otorgarles una segunda vida. El propio artista mostró en numerosas ocasiones su especial atracción hacia los desechos: "Bueno, me atraen los objetos abandonados, por eso trato de rescatarlos cada vez que me es posible".

A lo largo de su vida, Rauschenberg viajó a Bilbao en numerosas ocasiones. Sin embargo, ésta es la primera vez que el Guggenheim muestra la serie Gluts. El artista estuvo presente en la inauguración del Museo en 1997 y volvió, no sólo para asistir a la presentación de su propia retrospectiva, sino para la que la institución dedicó a su gran amigo, el creador pop James Rosenquist. Cada viaje le dio la oportunidad de fotografiar la ciudad y de observar los cambios que la arquitectura de Frank Gehry producían en ella.

en la calle "Robert siempre trabajaba en series", apuntó Susan Davidson. "Por eso en esta exposición hemos tratado de centrarnos en un aspecto específico de su obra. En la serie Gluts, Robert muestra el entusiasmo que siente por la calle, por aquello que se ha tirado y él les da a esos objetos una segunda vida a menudo con una forma poética o incluso humorística".

Ya fuera ensamblando objetos metálicos encontrados o experimentando con serigrafías de sus propias fotografías sobre aluminio, acero inoxidable, bronce, latón o cobre, el artista intentaba "capturar las posibilidades reflectivas, texturales, escultóricas y temáticas del material", explicó la experta.

Cuando la Leo Castelli Gallery de Nueva York mostró esta serie en público por primera vez en 1986, Rauschenberg manifestó en relación a su significado: "Es tiempo de excesos. La codicia es desenfrenada. Tan sólo la expongo, tratando de que la gente abra los ojos... Simplemente quiero que se enfrenten a sus ruinas. Les estoy ofreciendo souvenirs sin nostalgia. Su verdadera misión es ofrecer a la gente la oportunidad de observar las cosas y descubrir sus múltiples posibilidades".

El artista no sólo escogía estos objetos por su cotidianidad, sino también por sus propiedades formales. Tanto desde un punto de vista individual como colectivo, este tipo de materiales suponen el fundamento último de su vocabulario artístico. Durante los siguientes cuatro años, los Gluts se exhibieron también en numerosas galerías tanto de Estados Unidos como del resto del mundo. Los críticos comentaban con regularidad: "el Rauschenberg de antes ha vuelto".

El autor americano ha sido considerado, además, precursor prácticamente de todos los movimientos que surgieron en el arte estadounidense tras el Expresionismo Abstracto pese a que a lo largo de su vida permaneció totalmente independiente de cualquier categorización específica. En 1964, con 38 años, recibió el Gran Premio de Pintura en la 32 Bienal de Venecia, consiguiendo una reputación internacional.

Además de sus obras, el museo bilbaíno tiene previsto acoger este año los trabajos del indio Anish Kapoor, uno de los escultores más influyentes del panorama internacional, así como del pintor francés Henri Rousseau, considerado uno de los principales precursores del arte moderno. Los trabajos del primero podrán verse a partir del 16 de marzo y los del segundo a partir del 24 de mayo. "Son tres artistas fundamentales de la historia del arte del siglo XX y XXI", subrayó Vidarte.