pamplona. A la pianista navarra Adela Martín le gustan los retos, de ahí que se haya decidido a grabar para su nuevo disco dos obras fundamentales del repertorio de Isaac Albéniz, uno de los compositores que más admira desde que, siendo niña, comenzó a formarse en la música. Un autor que entraña una notable dificultad, lo que, a juicio de la intérprete, lo hace más atractivo, si cabe. España. Seis hojas de álbum e Iberia. Primer cuaderno son las dos obras del creador catalán que contiene El soplo del recuerdo, CD grabado recientemente en el Auditorio de Zaragoza que incluye, además, una pieza propia y cuatro de Joaquín Rodrigo.

El disco está dedicado a Delfín Colomé, compositor y diplomático recientemente fallecido con el que la pianista tenía amistad. "Era una se esas personas buenas que se van cuando menos te lo esperas", cuenta Martín, que homenajea al que fuera embajador español en Corea del Sur integrando en este nuevo trabajo el tema Tiento para Rodrigo, que Colomé le compuso para Viento del norte (2006), en el que la intérprete reunía composiciones suyas inspiradas en la colección Sin vent de Chopin. De hecho, en el libreto que acompaña al nuevo CD se recuerda el texto que el autor escribió sobre la ejecución de su obra a manos de Adela Martín, de quien destacó su "depurada sensibilidad".

armendáriz En aquel Viento del norte, quizá su trabajo más personal, la pianista también rendía homenaje a personalidades del mundo de la cultura que le sirven de referentes, como Jorge Oteiza o Montxo Armendáriz, cuyo filme Obaba le recordó "la vida que llevo en mi pueblo, Zia", un pequeño rincón navarro de apenas 25 habitantes. Y, en El soplo del recuerdo, el director de Olleta le devuelve el gesto escribiendo un texto de presentación en el que "hace una radiografía de mi vida con la música", apunta Martín, "emocionada" ante las palabras que le dedica Armendáriz, al que califica de "excelente director y extraordinaria persona". "Para mí es un privilegio tener su amistad", dice, y reconoce en él una virtud, la coherencia, que "pocas personas tienen hoy en día". Para Martín, valorar a "esas personas honestas que pasan por la vida dejándonos la huella de cómo hay que vivir" es casi una obligación, de ahí que también haya reservado un hueco en el libreto a José Antonio Labordeta, concretamente a su poema Un mes inútil, que, en palabras del escritor aragonés, se le ocurrió mientras escuchaba los Nocturnos de Chopin interpretados por Adela Martín para su disco La nota azul.

Y, por supuesto, otra de las influencias imprescindibles en la vida de la pianista es su madre, la poeta Rosa Cólera, que en los versos de Continuaré buscando retrata el inconformismo, perfeccionismo y las eternas ganas de aprender y crecer de su hija. No en vano, como recuerda la propia intérprete, grabar a Albéniz ha sido un sueño cumplido, pero no un camino fácil. "Tiene una fuerza y una imaginación desbordantes y me encanta su música desde pequeña, pero, a la vez, tiene una gran dificultad", lo que no sólo no ha sido un obstáculo, sino más bien un acicate, porque "no soporto perder el tiempo con piezas poco interesantes", confiesa Martín, muy contenta con el resultado final de un disco que le permitirá, una vez más, cumplir con un empeño que se convirtió en compromiso hace años, y es difundir la música española por todas partes. De momento, echando un vistazo a su currículum y teniendo en cuenta los países en los que ha actuado, lleva camino andado.