PAMPLONA. Los Carnavales de Lantz cumplen con los requisitos previstos para recibir este reconocimiento, esto es, ser una festividad original y tener arraigo popular constatado, tanto por la antigüedad de la celebración como por sus valores etnográficos y socioculturales.

La participación popular y el elevado número de visitantes que congregan de dentro y de fuera de la Comunidad Foral son otros aspectos requeridos con los que cumple, según ha informado el Gobierno.

Esta distinción tiene como objetivo dar a conocer más allá del ámbito de la Comunidad Foral aquellas celebraciones que puedan contribuir a incrementar el turismo debido a su originalidad, tradición popular o valores socioculturales.

Asimismo, ha sido declarada como Bien Inmaterial dentro de la categoría de Bienes de Interés Cultural, declaración que confirma los requisitos expuestos anteriormente como manifestación de su cultura y como recurso turístico de Navarra.

CARNAVAL DE LANTZ

El Carnaval de Lantz es la fiesta más importante de cuantas se celebran en esta villa y tiene lugar los días anteriores al Miércoles de Ceniza. Cuando cae la noche del martes de carnaval los vecinos de Lantz escenifican el ajusticiamiento y la quema en la hoguera de Miel Otxin, representación de un bandido que en tiempos pasados asoló la zona, cuya captura se escenifica a lo largo del día anterior.

También el lunes, Miel Otxin es paseado por las calles del pueblo, al igual que en las horas previas a su ajusticiamiento. Mientras Miel Otxin arde en la hoguera, los vecinos bailan a su alrededor el zortziko de Lantz al son de la música de txistu y tamboril.

Al bandido Miel Otxin, que representa a los malos espíritus, le acompañan en la representación de Lantz otros personajes, como Ziripot, vestido con sacos rellenos de hierba o helechos, que a duras penas se mantiene en pie; Zaldiko, mitad hombre-mitad caballo, que derriba continuamente a Ziripot a lo largo del recorrido por las calles de la localidad; los arotzak, herreros que ponen las herraduras a Zaldiko, y los Txatxos, que representan a la población de Lantz, con la cara tapada y enfundados en ropas viejas y de vivos colores, que arremeten con escobas de paja a las personas que asisten a la representación.