pamplona. El refectorio de la catedral de Pamplona acoge desde el pasado martes la exposición Reencuentro, del artista de Ituren Javier Sagardía. Una muestra que cuenta con 13 obras pictóricas dedicadas a la fachada neoclásica de la seo y que ya pudo admirarse en 1998 en la Galería Lekune de Pamplona.

En esta ocasión, la visión de Sagardía sobre el edificio vuelve a exhibirse en el Museo Catedralicio y Diocesano con motivo de la inauguración el mes pasado de la fachada recientemente restaurada. Las obras de Sagardía convivirán hasta enero del próximo año con las piezas que se encuentran en la sala habitualmente, como el Retablo de las Navas.

Los cuadros, pintados en el año 1997, tienen su punto de partida en una obra dedicada a Ventura Rodríguez, autor de la remodelación de la fachada en 1783, tras la cual surgió el resto de la serie. Sagardía cuenta, en esta primera obra, dos historias que hablan, por una parte, del pasado, presente y futuro de la catedral, y por la otra, del encuentro entre el interior gótico del edificio con su fachada neoclásica tan discutida.

En este sentido, Sagardía se desmarca de las críticas vertidas hacia la seo, y se muestra un verdadero apasionado del rostro de la catedral, que considera "excelente, monumental, buenísimo... lo mejor de Navarra". Para el artista, la fachada "se ha visto muy desprestigiada, pero hoy que ha sido puesta en valor todo el mundo está encantado con ella", por lo que recuerda las palabras del arquitecto que diseñó el edificio, Santos de Ochandátegui, quien afirmó que la obra no estaría terminada hasta que se colocaran las estatuas proyectadas en el frontón superior y el atrio, todavía pendientes.

Esta reclamación se hace presente en buena parte de las obras que componen la muestra de Sagardía, como, por ejemplo, en los cuatro grandes cuadros que representan la fachada en las distintas estaciones del año, donde las estatuas son visibles en el invierno y el otoño, pero no en la primavera ni en el verano.

Sagardía también se detiene en los colosales capiteles de las columnas de la fachada, así como en el gran rosetón que se presenta como un avance del estilo gótico del interior de la catedral. Las estatuas de los ángeles que observan desde el alto relieve del pórtico también aparecen retratadas por Sagardía, quien con su Reencuentro realiza una lectura arquitectónica de la fachada, al tiempo que se sumerge en las memorias de su infancia sobre el edificio.