MAdrid - Desde Manet hasta Bacon, pasando por Picasso, Cézanne o Pollock, El Greco ha sido el pintor que más ha influido en los artistas de las vanguardias. De su mano, sus principales representantes entran en el Museo del Prado.

El Greco y la pintura Moderna, organizada con la colaboración de la Fundación BBVA y Acción Cultural Española, es una de las exposiciones más destacadas para conmemorar el IV Centenario del fallecimiento del Greco que inauguró ayer la reina Letizia.

Un total de 106 obras, 26 de ellas del Greco, procedentes de setenta prestadores públicos y privados de 15 países, permiten articular un discurso con tres lecturas complementarias, según el director del Prado, Miguel Zugaza.

Por una parte, se trata de una antológica esencial formada por obras maestras del artista cretense; por otra, se propone una muestra visual de sus influencias en artistas modernos y, finalmente, tiene un carácter historiográfico sobre los estudios del Greco que empezaron a publicarse en el siglo XIX.

El proyecto, dedicado al fallecido conservador del Prado José Álvarez Lopera, muestra que El Greco fue un triunfo universal “ya que seguramente no hay otro maestro antiguo como él que haya ejercido una influencia tan clara y duradera en la pintura moderna”, señaló Zugaza.

Javier Barón, comisario y recientemente nombrado jefe de área de Conservación de Pintura del Siglo XIX, fue ambicioso al plantear una exposición que parte del momento, a finales del siglo XIX, en el que El Greco había desplazado a Velázquez como referente.

Barón ha dividido el recorrido en ocho ámbitos, desde los principales movimientos de finales del XIX a principios del XX, con especial atención en Cèzanne, Picasso y Pollock.

La Trinidad, fundamental para los artistas modernos, preside la primera sala en la que se puede contemplar su inspiración en Mariano Fortuny, mientras que La Anunciación tiene una relación explícita con la obra de Manet Cristo muerto con ángeles. En este espacio destaca la vinculación de Cézanne y el Greco y en el cubismo y el expresionismo.

Los Bañistas del artista francés tienen una referencia clara en las dos escultoras del Greco que se muestran en este espacio. Como uno de los lugares más apasionantes de la exposición se presenta el dedicado a las sucesivas aproximaciones de Picasso a la figura del Greco.

Sus dibujos de finales del XIX y comienzos del XX revelan un interés que se hizo más intenso en obras de su periodo azul como Evocación.

Zuloaga y Sorolla cuentan con un espacio diferenciado. Aquí también se puede contemplar que Ramón Pichot de Rusiñol, caracterizado como El caballero de la mano en el pecho, es el retrato del Greco que más influyó en los pintores modernos.

Tras obras centradas en el orfismo, con Delaunay y Rivera, el espacio central, permite hacer “un recorrido circular por treinta cuadros relacionados entre si”, comentó el comisario.

El Bautismo de Cristo, El expolio, Laocoonte, Las señoritas de Avignon, y La Resurrección de Cristo son obras que sirven para ilustrar las huellas que se hicieron patentes en Chagall, Pollock, Saura o Bacon, entre otros.

Para finalizar, dos pinturas de Picasso, Retrato de un pintor, según el Greco y Retrato de Jaume Sabartés, evidencian “un cauce expresivo de pintura que refleja la tensión creativa del gran maestro del siglo XX”. - Efe