pamplona - “Todo lo que hay en este libro es absolutamente real, todo parecido con la ficción es pura coincidencia”. Y además vio la luz el 8 de julio, fecha de su cumpleaños. Kutxi Romero Lorente, escritor, poeta y cantante, “a ratos”, se desnuda para dar rienda suelta a su procaz lengua en una conversación que no cabe, ni de lejos, en este pequeño espacio. Pura vida.

El ‘Carretero cosaco’ es un poemario de un tipo que dice que poeta no es su nombre...

-Claro que no, tío. Mira, lo he dicho muchas veces pero lo voy a volver a repetir... Poeta, músico o pensador... o cualquier otro arte, es aquel que ejerce de ello las 24 horas del día, y para ello hay que ser muy valiente y estar muy loco, de lo primero tengo muy poco pero de lo segundo voy encaminao. Hay muy pocos poetas que ejerzan las 24 horas del día...

De hecho, en este ‘libro’ afirmas conocer solo a dos vivos y uno ya ha muerto (Leopoldo María Panero).

-Sí, ahora solo uno, David González, y el otro era Panero... Bueno, y Lorca, solo que de él conozco su poesía, que me parece magnífica, pero no su historia, porque no me he preocupado de saber cómo era, pero para de contar... Luego está Sor Kanpana, que es poeta y profeta. Uno es lo que hace, y yo hago muy pocas cosas. Como decía el poeta yo solo soy a ratos; a ratos soy músico y a ratos soy poeta. Pero eso no vale... No se puede ser dos cosas.

Pero sí queda claro, tras leer el poemario, que sin sangre no hay poesía, al menos para Kutxi.

-Si no duele, no lo cantes; si no sangra, no lo escribas; si no mata, no lo vivas.

Dices que tu mundo cabe en un canción, el resto es paisaje. ¿Qué cabe en un poema?

-Una canción es infinitamente más poderosa. No hay nada más valioso que el tiempo en esta vida, y una canción es lo más inmediato que hay, la música es el arte por excelencia. La poesía, en general, es un coñazo insufrible, el mundo de los poetas en general, aunque a mí me encanta la poesía como algo tangible... Ni me gusta el mundo de la poesía ni tengo el mínimo interés en los círculos literarios, que los he tocado muy poco y cuando lo he hecho, me he ido a casa con olor en la ropa (risas). Me gusta escribir, y ya está. Como dijo Montero Glez hace poco: “Si el mundo fuera como a mí me gustaría, yo no sería un escritor, sería un hombre que escribe”. Y eso es lo que me pasa a mí, que soy un hombre que escribe, soy un a veces, que canta, a veces, a veces... Tengo que vivir en este mundo porque tengo una compañera y un hijo, si no, sería un poeta de verdad, un músico de verdad o un escritor de verdad. Entonces, vivo en el otro mundo y bajo a este de vez en cuando, lo intento, y pongo cara de que me entero de las cosas... O de que me interesan cierto tipo de historias, aunque en realidad no me interesa casi nada. En general, me la suda casi todo el devenir de la humanidad me la trae flojísima...

Pero, sin embargo, dices, afirmas, que morirías casi por cualquier cosa...

-Sí, fíjate, pero es que morir es un acto de pereza, muy mío. Morirse es lo más sencillo que hay, solo hace falta estar vivo... Morirse es súper sencillo, hace falta poco esfuerzo, es propio de un vago.

En este sentido, te vanaglorias muchas veces de ser un vago, adalid de la pereza, pero para escribir un libro como éste hace falta mucha fuerza voluntad y horas, y además en solitario...

-Eso es bastante, bastante relativo. Un esfuerzo es levantarse a las cinco de la mañana para ir a trabajar por 800 pavos, ya que tienes unos hijos que tienen una costumbre muy fea que es la de comer todos los días. Eso sí que me parece un gran esfuerzo, sobre todo si trabajas para un hijo de puta. Y no hablamos de dar solo tu fuerza de trabajo, sino tu dignidad, tu orgullo y un montón de cosas más. ¡Eso es verdaderamente duro!

Y por eso tú ‘escapaste’, porque no te “cabían los cojones por el aro”.

-Eso es... Yo sé que acabaré en algún submundo porque sé que, estrictamente, no voy a volver a trabajar para nadie. Lo que pasa es que la chatarra la están pagando tan barata... Que no sé dónde van a acabar mis pasos. Me parece una impiedad decir que es un trabajo hacer cosas que para mí son puro ocio, como escribir o cantar, que incluso diría que son puro hedonismo. Si yo fuera un cantante de verdad estaría de gira continuamente y sacaría un disco-libro de poesía cada seis meses y un disco cada nueve; eso sería un cantante y un escritor de verdad, y yo no lo soy porque solo hago las cosas cuando me da la gana, porque las ganas son el impulso de todo; yo no creo en la inspiración, ya que va implícita en las ganas. Por puro oficio claro que podría hacer un disco cada seis meses, hay gente que lo hace, pero ahí ya entran conceptos como la calidad, etc... Esa es la disputa de siempre, ser artista o artesano...

¿Por qué dices que la poesía nunca te lleva a donde quieres ir?

-Porque yo escribo para saber lo que pienso... Hasta que no escribo una cosa, no sé lo que pienso de ella, te lo juro, es increíble... No tengo una opinión formada acerca de nada, entonces escribo sobre algo y me doy cuenta de que es todo lo contrario de lo que yo creía. Por lo tanto, nunca me lleva al sitio al que yo quería ir.

“Dirigir la mirada a lo más profundo produce un vértigo atroz” es un verso incluido en el libro que Miguel Sánchez-Ostiz afirma en el prólogo que se va a tatuar, ¿Ese ha sido el ejercicio del que nació el ‘Carretero’?

-Que va, al revés, porque yo, en realidad, tengo menos fondo que un gua. Sí he mirado hacia dentro, porque cuando uno está solo, o mira al espejo o mira hacia dentro, y en mi caso miro pa’ dentro. En realidad, este libro, como todo lo que pasa en mi vida, fue un cúmulo de despropósitos. Te voy a explicar como fue la historia... Yo hacía once años que no publicaba un libro de poemas propios, pero tenía como 500 poemas guardados y me llamó Kabe (Enrique Cabezón) para publicar algunos en el aniversario de Agosto Clandestino. Y así salió editado Bruce Willis es zurdo, cuyos poemas están integrados en este libro... Pero a raíz de eso, puestos a mirar, me dije, voy a seleccionar otros 100 y edito otro libro... Pero justo en esa época, una vez que ya había hablado con los de Desacorde (la editorial que ha publicado El carretero cosaco), se me peta el disco duro del ordenador y lo pierdo todo, pero todo... Lo mandé a Barcelona y me respondieron con un carta que poco menos me decía que era más tonto que cagar de pie: perdía las fotos de pequeño de mi hijo, poemas, letras de canciones inéditas, todo lo que había hecho en los últimos diez años. Y entonces decido que eso es una señal divina, como lo de la película de los Blues Brothers, y que significa que todo lo que había ahí, menos las fotos de mi hijo, no valía ni para tomar por el culo. Y entonces me puse a escribir al mismo ritmo de siempre y llegué en un corto espacio de tiempo a otros 100 poemas, así que ya estaba el libro. Y, de hecho, en estos últimos tres meses, tengo casi para otro libro, que saldrá dentro de unos 11 o 12 años, justo con el disco nuevo de Marea (risas).

Entre el aforismo y la greguería, muchos de los textos tienen la característica común de contar con una especie sin especie de moraleja, además de un cínico sentido del humor.

-Sí, porque todo es susceptible de carcajearse... Hace poco me preguntaron si yo me reía de todo, y respondí que sí, menos de lo que no tiene ni puta gracia... Que son muy, muy pocas cosas. Hace años que me di cuenta de que hay muy pocas cosas trascendentales: tu hijo, tus amigos de verdad... Así que, si hay que sacrificar todo lo demás, pues a tomar por el culo. Sí que estos poemas tienen cierto toque de humor, pero no sé por qué, porque yo nunca he sido de meter humor en mis canciones o en mis textos... No sé, habré madurado... Pero, ¡cuidado!, que de madurarse a pudrirse van tres días, como los plátanos cuando se ponen feos.

Has utilizado un montón de latinajos en los títulos de estos poemas, ¿por qué?

-Sí, porque llevo unos meses estudiando un poquito, leyendo a los clásicos... Y hay un montón de latinajos que me gustan y me los apunto en una libreta... Tengo un colega en el talego que hace unas libretas muy bonitas que, cuando sale, me las suele regalar. La tengo al lado siempre que leo y estaría con algún canso de estos que no tienen apellido, solo nombre, como yo: Sócrates, Eurípides, Homero, o alguno de estos... Es que eran muy vagos, como yo.

Después de leer el poema ‘A tanto la letra’, ¿cuál es el precio de la vida para Kutxi?

-Hostia, esto ya es ponerse muy profundo. El precio de la vida es no morirse antes de que te entierren, antes de dejar de respirar; que es lo que suele pasar.

En varios textos hablas de la libertad... ¿Ser esclavo de lo que uno quiere y ama, es libertad?

-En mi caso, sí. No conozco a nadie libre absoluto. Yo tengo la suerte de que puedo elegir el tamaño de mi celda, y tengo la capacidad de cambiarlo, como el material del que están hechas las rejas. Nadie me ha metido dentro, lo he hecho todo yo solito, y eso, para mí, también se llama libertad.

Te gusta la fotografía, a la que dedicas varios poemas, porque no caben las malas canciones en una imagen... Pero sí las malas intenciones, y no sé qué es peor.

-Me encanta la fotografía. Como dice Josu Arteaga, las buenas canciones, como los buenos libros, al contrario de los descendientes del chimpancé, nunca defraudan (risas).

También has destrozado a Dylan y Cash en apenas 20 líneas, ¿acrecentando la fama de maldito para luego confesar por lo bajini que los escuchas?

-No, no... Una vez le tiré una botella a Dylan en un concierto, y lo cuento en el libro, en un festival gigantesco, el Doctor Music. Fuimos a verlo porque me dijeron que era una deidad y a mí me pareció un espantapájaros muy mal educado, para con el público y para con sus músicos. Vamos, que se merecía una paliza a mano abierta, algo que, evidentemente, la gente de seguridad no me dejó hacer, y le tiré una botella. Lo que no cuento en el poema es que había mil personas que querían pegarme a mí (risas), supongo que con razón... Porque si a mí me tira alguien una botella me bajo y lo abofeteo, pero yo le daba esa opción a Robert Allen Zimmerman... Y en cuanto a Johnny Cash, no se comió una esquina, porque lo tenían más olvidado que el copón, hasta que Rick Rubin lo rescató cuando se estaba comiendo la moqueta... Pasa como con los Ramones, que ahora todo el mundo compra sus camisetas en Zara. Pero a Johnny Cash yo le tengo respeto. Lo que sucede es que para mí es indivisible lo personal de lo musical. Y en la literatura me pasa lo mismo, por eso me gustan tanto las biografías y nada la ficción. Pero en el cine sí me gusta la ficción, por eso soy fanático de Stallone (risas), piedra angular del cine de los 80, con sus tropezones, sí, pero cualquier carrera que se precie tiene sus lagunas... Y todas las montañas tienen aristas.

¿La poesía no sirve para nada?

-No sirve para nada, hablando del conjunto de la humanidad. A mí no me importa la tierra, con todo el odio que le tengo a la humanidad, lo que me importa son los que componen la Tierra... el conjunto de seres vivos que componen la Tierra. Decía Bukowski que es más factible un mundo sin literatura que sin fontanería, y a mí me pasa como a él.

¿Por qué escribes?

-A que yo escriba le tienen que dar gracias por estar vivas de 50 a 100 personas. Porque si yo no escribiera, y en este país de mierda llamado España de mis cojones vendieran armas en las gasolineras, pues yo no escribiría, me desahogaría de otra manera. Así, hay 100 personas, que no me encontraré en mi vida, que no lo saben, pero tienen que dar gracias a que saque libros porque de otra forma no estarían vivos... Pero bueno, eso pensaba antes, ahora con la ley Mordaza ya no pienso eso... A Albert Pla el otro día le multaron con 100 euros por decir que “mataría a los de Podemos y plataformas ciudadanas”... Así que yo antes sí pensaba que había que matar a todos los de la SGAE, por ejemplo, pero ahora no, ahora ya no lo pienso. Bueno, realmente, voy a ver si son 100 euros lo que le ha caído a Albert Pla para, si junto unos ahorros, volver a pensar eso, porque me gustaba pensar que podía matar a todos los políticos que me encontrara o derribar edificios institucionales. Pero pon bien claro que eso solo lo pensaba antes... Porque yo soy un hombre que acata la ley...

¿Cómo le sienta a uno que le coman la polla 15 tíos a teclas llenas, cuyas semblanzas de tu persona ocupan la segunda parte del libro bajo el epígrafe de ‘Es hora de chuparnos las pollas’?

-Eso es lo que más me ha gustado del libro. Durante estos últimos 20 años, exceptuando David González, que no ha podido estar, todos los demás que aparecen son gente que escribe muy bien y que en algún momento de la vida han trabajado conmigo. Y como este libro es una celebración de que estoy vivo a mis 40 palos, me propuse llamarles a todos y les dije que me escribieran un texto chupándome la polla a manos llenas. Creía que la mitad me iba a decir que no, pero ha sido un orgullo que estén todos, y no me ha defraudado ninguno, lo que dice mucho de ellos, que son gente generosa y piadosa, ya que yo soy un intruso en esto de la literatura. Vamos, que si a mí me llama Pérez Reverte para que cante una canción con él, le digo que sí, que llame a todos sus amigos para que lo vean, quedamos en el Café Gijón y le meto un paliza que no hay músico que toque lo que tú bailas (risas). Ha sido un acto de generosidad sin límites lo que han hecho estos grandes escritores... Y en el caso de Sánchez-Ostiz (autor del prólogo), no voy a decir que es el secreto mejor guardado, porque es un escritor reconocido, pero me parece, de lejos, el primero de toda la historia de los escritores navarros, el mejor de todos los que han existido; vamos, que el segundo está a 25 kilómetros. Y que esté ahí escribiendo para un desgarramantas como yo... Con la jeta que yo tengo, me costó mucho pedírselo.

Este libro iba a llevar aparejado un disco, ¿qué ha pasado con él?

-Así es, lo íbamos a grabar antes de verano, para sacarlo todo junto, pero una serie de problemas familiares me lo han impedido, así que lo retomaremos en septiembre, lo grabaremos y no sé cómo lo sacaremos, porque mi intención no es hacer una carrera en solitario, simplemente es un ejercicio de hedonismo.

Además de que tarde o temprano habrá un nuevo disco de Marea.

-Sí, claro, eso es así. Mientras estemos los cinco vivos, hay posibilidad de que haya un disco, y claro que a mí me gustaría que lo hubiera.

¿Este libro es auténtico?

-No debe serlo, ni yo tampoco, porque no me han llamado para el anuncio de Mahou (risas).