Una narración sin principio ni final, donde nada pretende destacar y todo se funde con la naturaleza y la propia naturaleza humana. Así es la nueva muestra de Alfonso Ascunce, un total de 83 lienzos en los que el autor plantea una reflexión entre su cotidianidad y sus preocupaciones políticas y humanas. Desenlace, arranque, nudo presenta lo más íntimo del artista de un modo “muy expresivo pero a la vez muy calculado”, tal y como él mismo indica, y ya se puede visitar en la primera planta de la Sala de Armas de la Ciudadela, donde permanecerá abierta al público hasta el próximo 14 de febrero. El horario de visita es de martes a viernes, de 18.00 a 20.30 horas; los sábados, de 12.00 a 14.00 horas y de 18.00 a 20.30 horas, y los domingos y festivos, de 12.00 a 14.00 horas.
En esta amplia exposición, compuesta por obras que Ascunce (Pamplona, 1966) ha realizado entre los años 2013, 2014 y 2015 y alguna más anterior hecha en 2006, el artista habla de su propia experiencia con la pintura, terreno en el que trabaja desde hace ya años y en el que la propia experiencia vital sirve como alimento para su trabajo. Vegetales, flores, el río Arga o algunas figuras sirven para mostrar una apología de lo vivo, del presente a través de distintos formatos y series en las que dialogan diferentes lenguajes pictóricos.
Según afirma Alfonso Ascunce, cuando se sitúa ante un cuadro lo hace “con libertad y entereza”, olvidando “toda idea y todo planteamiento previo” para llevar a cabo de la mejor manera posible la ejecución del mismo. No obstante, admite que lo que pinta depende de sus intereses e inquietudes, que tienen mucho que ver con los asuntos políticos, con la naturaleza humana, con lo que le ocurre cada día y con lo que lee en los periódicos.
Por ello, el trabajo que ahora muestra en la Ciudadela es “expresivo”, aunque agrega que también es “muy cerebral”, puesto que “no hay un trazo que no esté pensado con mucho detenimiento, por mucho que parezca una pintura instintiva”. Esta reflexión, precisamente, es la que conduce a Ascunce a “romper” en cierta medida su obra, que en un primer momento es correcta pero que se va desdibujando conforme más trazos dé el autor. “Yo trabajo así, creo y destruyo, y lo hago porque no me interesa que algo se convierta en una imagen estática, así que la rompo”, señala Ascunce, quien con la pintura busca “crear un mundo paralelo” en el que poder mirarse “y al que poder acudir para mejorar”.
lo íntimo y lo cotidiano Al entrar en la Sala de Armas, lo primero que visualiza el espectador son los cuadros de orquídeas, de ríos y de naturaleza en general, en los que Ascunce busca perderse y, además, adentrarse en ellos mismos. “Supongo que estos cuadros responden a una cuestión más cercana y más íntima”, señala Ascunce, y añade: “Yo viví un tiempo cerca del Arga, y al final lo que ves todos los días es lo que se convierte en materia de trabajo”.
Según opina, “la forma de mirarlos es más naturalista” y, aunque “no son comparables” con el resto de cuadros que conforman la exposición, responden a su “cotidianidad”. “En estos cuadros pienso en la primavera, el verano, el otoño o en un perro que tuve y se tiraba al agua”.
Además, aunque en esta parte de la exposición se aprecien cuadros paisajísticos, no se trata de pinturas estáticas, a las cuales el artista tiene cierto “recelo”, sino que interactúan con el espectador y lo invitan a entrar.
la diosa shiva como inspiración “Shiva es una diosa destructora, y precisamente por eso permite la construcción y la renovación”, cuenta Ascunce. Esta idea fue la que le condujo a utilizar la figura de la diosa hindú en un gran número de lonas, en las que Shiva aparece acompañada de diferentes elementos que muestran las preocupaciones del autor. Por ejemplo, en uno de los lienzos llamado Shiva en Lavapiés, lo que el artista pretende enseñar es que “ahora en el barrio madrileño conviven el mayor número de nacionalidades distintas, y lo hacen de una manera buenísima, tal y como ocurría entre musulmanes, judíos y cristianos en la Península Ibérica muchos años atrás”.
El artista también plantea otras cuestiones como la actualidad informativa o ironiza sobre los miedos. “Supongo que cuando los pinté estaría de buen humor”, bromea. Por otro lado, en estos grandes lienzos se observan muchas formas redondas, un elemento muy recurrente en sus trabajos. “Las formas redondas me llaman mucho la atención y me interesan bastante, porque crean un ciclo que no se cierra, que no tiene final. Por eso mismo, he titulado esta exposición como la he titulado -Desenlace, arranque, nudo-”, agrega.
En cuanto a los elementos gráficos que utiliza en estos cuadros de Shiva, Ascunce indica que une “unos y otros que en principio no tienen nada que ver”, con el fin de que “se fusionen” y “la esperanza de que alguien que pase por delante del cuadro y no se entere de nada, más adelante tenga una reminiscencia”.