mies van der Rohe (Alemania), Le Corbusier (Suiza) y Frank Lloyd Wright (Estados Unidos). La santísima trinidad de la arquitectura moderna. Al primero, nacido en Aquisgrán en 1886 y fallecido en Chicago en 1969, dedica su nuevo libro Agustín Ferrer Casas. En MIES, el pamplonés realiza un recorrido por los principales hitos de la vida personal y profesional del arquitecto germano, uno de los principales impulsores del minimalismo y un ser humano con más sombras que luces en las distancias cortas.

Publicada por Grafito Editorial, esta novela gráfica supone un proyecto especial para Ferrer, ya que en ella confluyen las dos disciplinas a las que ha dedicado su vida. Por un lado, la arquitectura, en la que se formó y trabajó durante un tiempo, y el cómic, ocupación que primero fue pasatiempo y que desde 2011 es su oficio principal tras tomar la decisión de dejar atrás los proyectos, los planos y las maquetas. La idea de hacer algo en torno a Mies van der Rohe se le ocurrió en 2015, cuando acababa de publicar Cazador de sonrisas, también con Grafito, y empezó a dibujar esta nueva historia tras leer un artículo de la periodista e historiadora del arte Anatxu Zabalbeascoa sobre el arquitecto alemán. “Conocía más o menos el historial de Mies, pero no el tipo de hombre que era”, dice, y se refiere al “desequilibrio” que existía entre su obra y su personalidad. Y es que, no solo tenía fama de soberbio, sino que el trato que mantuvo con su familia y con las diversas mujeres con las que compartió parte de su vida “deja mucho que desear”. Ferrer sentía cercanía con Mies desde el punto de vista estético, por su minimalismo y sus líneas rectas, pero poco más, aunque “era consciente de que su faceta personal podía atraer bastante al público en general que no viniera del ámbito de la arquitectura”, explica, e insiste en que puede entender el ansia de “libertad creativa” que este genio autodidacta buscó toda su vida, pero no su falta de humanidad. “A la vuelta de la Primera Guerra Mundial, donde estuvo destinado en Transilvania, le empezó a cambiar la visión, era la época de las vanguardias, y comenzó a modificar sus diseños, y para hacer eso fue dejando de lado a su mujer y a sus dos hijas”.

El trabajo era lo más importante para él y su siguiente paso fue emparejarse y asociarse con una diseñadora de muebles, unión “de la que surgió la silla Barcelona, por ejemplo. Pero también abandonó a esta mujer y lo hizo en un momento crítico, cuando los nazis llegaron al poder”, señala el autor. Y sigue: “Mies aguantó todo lo que pudo porque en realidad le daba igual quién le hiciera un encargo, pero como los nazis no comulgaban con su estilo, decidió emigrar a Estados Unidos él solo, sin llevarse a sus hijas o a su amante”. En su nuevo destino encontró nueva compañera, una artista que no le exigía mucho, “así que estuvo muchos años con ella, aunque siempre picoteando aquí y allá”,

conversación familiar Dibujar y escribir sobre un personaje hacia el que no se siente una gran afinidad personal no ha sido un problema para Agustín Ferrer, que reconoce que sí ha ido un poco “con pies de plomo” en el apartado más centrado en la arquitectura, “por aquello de que hay gente que le considera dios”. En ese sentido, refleja cuatro o cinco de las principales obras que realizó y las usa “como telón de fondo”, integradas dentro de anécdotas. De hecho, el volumen arranca con la inauguración del pabellón que creó para Alemania en la Exposición Internacional celebrada en Barcelona en 1929. “Al evento asistió el rey Alfonso XIII, que ya era conocido por sus monterías y por ser financiador de películas porno, y que no parecía entender muy bien esa estructura y creía que el edificio estaba sin terminar”, señala el autor.

El principal reto de MIES ha sido, pues, crear un producto que pudiera “contentar tanto a los arquitectos como a los lectores comunes”. Para lograrlo, la novela gráfica se apoya en la conversación de Mies van der Rohe con uno de sus nietos, que también estudió arquitectura y finalmente heredó su estudio. En ese diálogo se van intercalando distintos episodios de la vida del arquitecto a través de flashbacks, algunos basados en datos que existen sobre proyectos que realizó y clientes para los que trabajó y otros inspirados en sucesos que vivió, pero completados con “cosas de mi propia cosecha”, afirma Ferrer, que se ha tomado alguna licencia dramática que otra. En definitiva, a través de la historia de esta figura, el lector repasa algunos de los acontecimientos más relevantes de la historia del siglo XX.

visibilizar a las arquitectas La novela gráfica está teniendo bastante repercusión en distintos sectores y “ahora estoy con una depresión postparto muy fuerte”, bromea el dibujante, que ya baraja varias ideas para nuevos cómics. Seguramente volverá a apostar por temas menos especializados, aunque no descarta regresar a la arquitectura más adelante. Eso sí, “me han dicho que haga algo de arquitectas porque es cierto que no son tan conocidas y parece que siempre están en un segundo plano”, admite.

Una de las características de la obra de Agustín Ferrer Casas es que no suele repetir historias ni personajes. “Lo único común es la época”, indica. Los años 50 y 60 del año pasado le gustan “por esa estética tan Mad Men” y porque “de aquellos polvos vienen todos los lodos que tenemos ahora”. Y pone ejemplos: la guerra fría, el colonialismo mal solucionado, Kennedy, la revolución cubana... “Si se hubiesen hecho las cosas con más cabeza, quizá ahora tendríamos un mundo mejor”, agrega.

Título. MIES.

Autor. Agustín Ferrer Casas.

Editorial. Grafito Editorial.

Precio. 25 euros.

Perfil. Agustín Ferrer Casas (Pamplona, 1971) se licenció en Arquitectura, oficio que desempeñó entre 1997 y 2011. Desde entonces se dedica al cómic, con libros como Las apasionantes aventuras del Sr. Smith, Cazador de sonrisas, Serendipia y Arde Cuba.