- ¿Cómo afronta la reapertura?

-Con la intención de aportar lo que podemos. Hace una semana ya abrimos la terraza porque veíamos a mucha gente paseando por el campus, yo diría que bajaban cientos incluso miles de personas, y está teniendo un éxito increíble. Ya sin reservas ni consigues sitio por las tardes... Y ahora ponemos el Museo al servicio de la gente, y además con ese gesto de entrada voluntaria. Somos conscientes de que esta situación psicológicamente está siendo difícil, y ahora más que nunca el arte es clave. Como dice Antonio López, el arte mejora la vida de la gente.

¿Cómo ha afectado económicamente al museo el cierre forzoso?

-Económicamente es un golpe, porque además son los meses del año en que más actividad e ingresos tenemos, también porque la programación de artes escénicas se concentra mucho en estos meses y hemos tenido que cancelar o posponer todo. También la vida de la universidad en esta época es más intensa, por las licenciaturas, y hemos dejado de tener diez graduaciones en el teatro con las familias, con el teatro lleno, con todo lo que supone de ventas en la tienda, de alquiler del teatro... También algunas escuelas de danza y algunos colegios clausuran aquí el curso, entonces hemos dejado de ingresar bastante dinero. Y algunos de los donantes del museo son gente filántropa que ahora tiene que posponer sus donaciones... Esto nos ha golpeado por todos lados. La clínica se ha puesto al servicio de la red sanitaria y ha perdido mucho dinero porque no ha tenido consultas externas, y eso nos afecta a todos porque somos un grupo. Nosotros tenemos muy poca ayuda pública, estamos trabajando a ver si logramos ahora tener más, porque eso te da estabilidad en estas situaciones.

¿Tiene esperanza en que se incremente esa ayuda pública?

-Somos optimistas, porque creemos que es lo que debe ser. Desde luego la predisposición, cuando nos hemos reunido con la consejera o con el director de cultura, es buena, aunque están con los aprietos económicos lógicos, pero al final este es un museo que viven todos los navarros y a mí me parece que los ciudadanos lo que quieren es la mejor cultura al menor coste posible, manejada con la mayor eficiencia posible, independientemente de quién gestione eso, si es la parte privada o la pública. Ese debate es más de los políticos que de la sociedad, y en esta crisis se ha demostrado que la sociedad civil entiende y suma más que los políticos. A ver si logramos que éste no sea de los museos del mundo con menos ayuda pública.

¿Cómo está afectando esta crisis a la programación?

-Ha afectado mucho a la programación a corto plazo. Pero los artistas, en su inteligencia y sensiblidad, son muy conscientes y han sido muy comprensivos con las cancelaciones. La exposición de Isabel Baquedano con el Museo de Navarra vamos a poder mantenerla, por fin hemos cerrado la inauguración para septiembre, y estará hasta el 10 de enero. La colección de María Josefa Huarte va a ir en verano al Bellas Artes de Bilbao, y el 23 de septiembre inauguraremos nuestra exposición más importante y mediática, la de Vik Muniz; el cambio de fechas nos ha venido bien en este caso, porque esta muestra estará en el MUN más tiempo del inicialmente previsto, hasta el 21 marzo. Por otro lado, esta crisis ha evidenciado nuevas formas de difusión del arte, on line y en streaming, que creemos que hay que seguir potenciando.