astahace poco Eurovision pasaba sin pena ni gloria por la televisión italiana, pero sus éxitos en la última década, ocho veces en el Top10 y un triunfo, han acabado reavivando el interés en un país que esta semana ejerce de flamante anfitrión. La idílica ciudad de Turín es la sede este año de la 66 edición de este imponente festival musical por el que, en sus tres galas -dos semifinales y la final de mañana sábado- pasarán artistas de 40 países, excluida Rusia por la invasión de Ucrania.

Algo que generalmente sorprende a los italianos es el fervor con el que se vive el certamen en otros lugares y suelen despachar el debate subrayando que para algo ya tienen “su” Sanremo, en alusión al festival de canción italiana. Sin embargo ahora algo ha cambiado, puede que debido al éxito planetario que la banda de rock Maneskin adquirió tras ganar Eurovision el año pasado en Rotterdam.

Maria acudió a la primera semifinal con su hijo Filippo y ambos representan una realidad: mientras ella confiesa el desdén con el que siempre se vivió Eurovision, el adolescente lo sigue con pasión, sobre todo por redes como Tiktok, con la que el festival, por cierto, ha firmado un suculento acuerdo de difusión enfocado, claro está, a los jóvenes. “Estoy segura de que de ahora en adelante el concurso se quedará en el corazón de los italianos”, apunta ella.

Francesca tampoco quiso perdérselo y llegó al estadio olímpico de Turín desde Milán. “Es cierto que el festival nunca tuvo mucha publicidad en Italia. Creo que la victoria de Maneskin es uno de los motivos por los que ahora es más conocido”, opina.

La historia de Italia en Eurovision tiene altibajos. Y eso que desde su primera edición en 1956 lo ha ganado en tres ocasiones: en 1964 con Non ho l’età de Gigliola Cinquetti, en 1990 con Insieme: 1992 de Toto Cutugno y en 2021 con Zitti e buoni de Maneskin. A esto hay que sumar que por su escenario pasaron auténticos iconos como Umberto Tozzi, Al Bano y Romina Power y hasta Franco Battiato.

Pero no obstante, el gran público nunca se interesó demasiado y en 1998 Italia se retiró durante doce años, sin que la RAI aclarara nunca la razón aunque se especula con la poca conveniencia económica del concurso o un mal visto sistema de selección aplicado entonces. En cualquier caso, aquella pausa acabó en 2011 y desde entonces Italia no ha salido mal parada. En las últimas diez ediciones, teniendo en cuenta que la de 2020 se canceló por la pandemia ha entrado en el Top10 ocho veces, dos quedó segunda y el año pasado ganó. Italia es, de hecho, la más exitosa del Big Five, los cinco países -con Alemania, España, Francia y Reino Unido- que más pagan a la Unión Europea de Radiodifusión y con pase directo a la final.

El regreso de Italia a Eurovision dejó en una estupenda segunda posición al cantautor Raffaele Gualazzi y su elegante balada con aire de jazz Madness of love. La apoteosis de la “italianidad” llegó en 2015 con el trío lírico Il Volo, medalla de bronce con el tema Grande amore; en 2017 Francesco Gabbani quedó en sexta posición bailando con un gorila en Occidentali’s Karma, eterna canción del verano, y en 2018 el dúo Ermal Meta y Fabrizio Moro se adjudicaron la quinta plaza con Non mi avete fatto niente, un alegato contra los atentados islamistas en Europa. En 2019 Mahmood volvía a colocar a Italia en el segundo lugar con su Soldi, mientras que el año siguiente la pandemia canceló por primera vez el concurso y aguó las ambiciones de un muy bien posicionado Diodato.

Con estos resultados, el interés de los italianos por este concurso internacional ha ido “in crescendo”, como demuestran los datos de la audiencia de la televisión pública RAI. En 2011 la final de Eurovision obtuvo una cuota de pantalla del 6,43 % pero desde entonces ese dato no paró de crecer: en 2012 obtuvo un 7,5 %; en 2013 un 10,89 %; en 2015 un 16,35 % y la tendencia continúa hasta el 24,98 % del pasado año.

Esto ha hecho que la televisión pública haya ido dando una mayor relevancia a este certamen y desde 2017 emite la final en su primer canal, mientras que hasta la fecha lo hacía en el segundo. Precisamente la primera semifinal del pasado martes, presentada por Laura Pausini, Mika y Alessandro Cattelan, hizo que la RAI obtuviera el dato de audiencia más alto desde 2011: un 27 % de cuota de pantalla con 5,5 millones de italianos siguiéndolo desde sus casas. l

En la última década, Italia ha entrado en el Top 10 en ocho ocasiones, ha quedado segunda dos veces y el año pasado ganó

Han representado al país artistas como Gigliola Cinquetti, Toto Cotugno, Umberto Tozzi o Franco Battiato