Iñaki Rifaterra Santamaría es litógrafo, maestro y siente sus raíces de Estella-Lizarra. Tras aspectos que explican buena parte de su obra y de su apuesta por realizarla en la ciudad del Ega. Por un lado, la de la constante experimentación y el trabajo con el lenguaje gráfico; también sus ansias de divulgarlo entre la gente que se interese por la litografía o la pintura y, finalmente, por hacerlo en Estella-Lizarra, donde además de su estudio (atelier) conecta con ese pasado que la ciudad tuvo desde los orígenes con la impresión y la imprenta como herramienta, que trascienden a la comunicación y a las artes.  

La exposición de Rifaterra en el museo Gustavo de Maeztu consta de 31 obras entre litografía y pinturas que “se conectan desde la abstracción y la variación de técnicas y materiales”. 

Se trata de obras que pertenecen a etapas diferentes de la evolución de Rifaterra. Quince de ellas son litografías originales estampadas manualmente. Pertenecen a diversas épocas desde el 2012 en adelante y han sido impresas junto a sus maestros Don Herbert y Rasmus Urwald en talleres como Arteleku y Edition Copenhagen respectivamente; y más tarde en su Atelier Estella Lizarra, que es el estudio de litografía que Rifaterra abrió en Estella-Lizarra en 2020 y donde actualmente sigue su trabajo artístico.

Por un lado, la serie de litografías Itsasaldiak. Travesías, la creó en el espacio de Arteleku (Donostia-San Sebastián) en el año 2012 alas que hay que unir otra que realizó en Copenhague en 2016. 

Por otra parte, la exposición recoge también cuatro litografías de la serie La casa del tiempo. Denboraren Etxea y han sido impresas en el nuevo estudio de Estella “y nos transportan a la obra gráfica más actual del artista”, aseguraron desde el museo Gustavo de Maeztu.

El mismo Rifaterra afirmaba hoy en la inauguración de su exposición, la importancia de la huella impresa junto con el rastro (pigmento). Reconocía que la huella y el tránsito están detrás de toda la concepción de su trabajo “el movimiento de las imágenes que ocupan los espacios”, es la base de su concepción artística. 

En la exposición también se pueden ver obras realizadas a partir de 2019 en adelante, trabajos que desarrolla paralelamente a la obra gráfica. Grafika hiria. Ciudad de gráfica y La casa torre. Dorretxea, donde Rifaterra retrata su ciudad desde la abstracción en un caso y desde la perspectiva imaginaria del paisaje, en otro. 

 Para Rifaterra, su espacio-taller o Atelier, es su rincón desde donde su obra nace, crece y puede ser enseñada. La marca de este artista, que reivindica como lugar de producción, de transmisión o aprendizaje. Un proceso en el que la innovación también es una de las bases de su creación “ya que es necesaria porque te hace crecer y te posibilita tener también una proyección”. 

Las 31 obras de Rifaterra se podrán ver hasta el 28 de febrero de 2024, en la sala de exposiciones temporales, “un periodo festivo muy interesante ya que permite venir al museo a mucha gente que vive fuera”, aseguró el artista que se siente fuertemente atraído por el espació de la pinacoteca que acoge la obra de Gustavo de Maeztu, “quien entre sus técnicas destacó también como un destacado litógrafo”. 

Y es que la litografía es la gran formación de Iñaki Rifaterra, un oficio que aprendió de la mano de sus dos maestros, Don Herbert, con el que posteriormente trabajó en la Escuela de Arte de Deba. Y de Rasmus Urwald con el que trabajó en su equipo de litógrafos del taller Edition Copenhagen, en Dinamarca. Posteriormente se estableció en la Vieja Lizarra en su Atelier donde desarrolla actualmente su actividad artística y divulgativa que le permite ser uno de los más activos colaboradores del Gustavo de Maeztu.