Además de participar en M de Mixtas, Ángela Moreno ofrece en el Horno de la Ciudadela de Pamplona la instalación M, en la que reúne 10 retratos de gran formato realizados a lápiz y grafito con las ocho artistas que muestran su trabajo en el edificio vecino y dos rostros más: el de la comisaria Natalia Isla Sarraeta y el de la directora del Centro de Arte Contemporáneo de Huarte, Oskia Ugarte.
La artista ha aprovechado la forma del espacio artístico para plantear un recorrido circular en el que en el que el espectador se sentirá observado en todo momento por los ojos de las protagonistas. La idea de crear esta galería de retratos, que podrá verse hasta el 8 de septiembre, surgió para “expresar la sororidad que se generó entre nosotras”, cuando seis de las creadoras tomaron parte en el proyecto itinerante Materiales Maternales de Uholdeak. “La amistad, el afecto, la solidaridad y el buen ambiente” que brotó entonces llega ahora en forma de obras que demuestran el poder de “los afectos como generadores de arte”. Fruto de ellos, durante el proceso de itinerancia de aquella exposición, Moreno sintió la necesidad de crear “una foto de familia”. Y lo hizo desde el dibujo, “porque me parece que es una forma de expresión gráfica muy directa, que no te permite maquillar los defectos, pero sí centrarte en lo que tú quieras, que en este caso han sido el pelo y la mirada”.
Pelo y ojos
Para trazar estas piezas, la artista reutilizó papel de su primera exposición, Mujeres mal hechas (1988). Esto, junto con el lugar donde fueron creadas, confiere a las efigies unas huellas y rastros que enfatizan aun más sus rasgos faciales y sus miradas vívidas.
En cuanto al pelo, “que es lo que está en el límite del cuerpo y nos comunica con el exterior, nos identifica, nos da personalidad y enmarca el rostro”, Moreno lo ha trabajado también para contribuir a centrar la atención en la mirada. Los ojos se dirigen al espectador, de manera que “hay como una circularidad” en la frontalidad y la lateralidad de los dibujos que “los dota de dinamismo”. La curva del Horno posibilita, además, esa sensación “envolvente” y de “cercanía” que experimentará el público, que “mirará y será mirado”.
En esencia, la obra al completo muestra a “una mujer artista que mira a sus pares”, con el diálogo que eso pueda generar. “Para mí dibujar es un tiempo que me regalo a mí misma; meditar, contemplar” y, como decía Séneca, “quien no tiene tiempo para sí mismo no vive en plena libertad”.
Así, frente a la entrada principal del espacio se hacen presentes una especie de palco de espectadoras desde donde miran Amaia Gracia Azqueta, Ángela Moreno, Beruta, Helena Taberna, Marisa Mantxola, Oihane Mcguinnes Armendáriz, Txaro Fontalba y Zarys Falcón. También la comisaria de M de Mixtas, Natalia Isla, y la gestora cultural Oskia Ugarte.
Ir a la esencia
A partir de “fotografías malas tomadas con el ipad porque no quería demasiados detalles, sino ir a la esencia”, Ángela Moreno se siente satisfecha con los retratos. “Ellas se han reconocido, lo que no es poco, y creo que la idea de mostrarnos como mujeres poderosas se ha conseguido”, afirma, convencida de que “en todas las edades de la vida hay belleza”.