¿Cuándo y cómo se forma el grupo?

(Iñigo García). La banda se funda en 2016, cuando nos juntamos mi primo, Jon García, y yo. Mi primo tocaba el whistle (flauta irlandesa, NdR), y decidimos hacer música juntos. Empezamos a buscar componentes, ha habido varios cambios hasta la actual formación. De los miembros iniciales, solo quedo yo. Ahora mismo me acompañan Gregor Rycerski (voz), Iñigo Mikeleiz (acordeón), Javier Hidalgo (guitarra eléctrica), Marino Rozada (Whistle y gaita escocesa), y Carlos Urroz (batería, bodhran).

Su estilo es muy original. ¿Desde el comienzo tuvieron claro que harían este folk irlandés con toques punk y rock?

(I). Al principio, yo planteé un estilo parecido a los que hacemos ahora, que era country punk. Fue mi primo el que me puso una canción de The Rumjacks y, en cuanto la escuché, dije: “Yo quiero hacer eso”. Aparte de esa banda, hubo otras influencias que eran y siguen siendo importantes: Dropkick Murphys y The Real Mckenzies. Ese es el irish punk del que bebemos. Nuestro estilo no es exactamente el mismo, igual nosotros somos un poco más cañeros, pero esos son los tres grupos que más nos han influido. 

¿Habían estado antes en otros grupos o esta fue su primera experiencia?

(Javi Hidalgo). Yo llevo tocando desde los 18 años en varias bandas, mi estilo siempre ha sido el punk y el reggae. El año pasado, Iñigo contactó conmigo, me explicó la historia de la banda y me quedé enamorado.

Muchos grupos comienzan haciendo versiones y luego les entra el gusanillo de componer material propio. ¿Fue su caso? 

(I). La primera vez que quedamos para ensayar, alquilamos una sala en los locales On Off y preparamos un par de canciones de The Rumjacks. Las preparamos por nuestra cuenta y ese día solo tocamos esas dos canciones, para ver cómo se nos daba. Queríamos probar, ver cómo nos oíamos y qué nos parecía. Salimos encantados. A partir de ahí ya nos pusimos a buscar local de ensayo y a componer canciones propias. 

En 2019 publicaron un álbum, Walk & run, formado por once temas propios, cantados en inglés, aunque hay también algunas frases en euskera.

(I). Son todo temas propios, sí. Lo grabamos en los Estudios Alacrania, que estaban en la Txantrea. Desde el principio decidimos que teníamos que cantar en inglés, creemos que es lo que mejor le viene a este tipo de música, al irish punk. En una canción, Ghost song, quisimos hacer un guiño a nuestra tierra, metiendo algunas frases en euskera.

Si el disco salió en 2019, supongo que muchos de los planes que tenían se habría visto truncados por la pandemia.

(I). Sí, la verdad que sí. Antes del disco ya hicimos una maqueta para escucharnos. Teníamos tres canciones escritas y quisimos meternos en el estudio para grabarlas y comprobar cómo sonábamos. Muchas veces, hasta que no lo oyes desde fuera, no eres consciente de lo que estás haciendo. El resultado nos gustó mucho y empezamos a moverla, nos salieron muchos conciertos… Fuimos cogiendo poso. Luego nos lanzamos al disco, pero pasó lo que dices, que llegó el Covid y se jodió todo. A nosotros nos hizo mucho daño. 

Ahora están tocando bastantes conciertos, han retomado la actividad con fuerza.

(J). En mayo arrancamos ya con la banda al completo. Empezamos un poco tarde para meternos en el circuito, pero a base de movernos estamos consiguiendo sacar bastantes conciertos. Esperamos que vayan saliendo más, porque muchas veces de un concierto te sale otro. Nos estamos moviendo también para el año que viene, estamos hablando con algunos festivales… Esa es la dinámica.

(I). Sí. Como ha dicho Javi, este año hemos empezado un poco tarde, por lo que el año que viene esperamos ir más fuerte.

En los conciertos de Pilgrim’s, además de la parte musical, le dan mucha importancia a la puesta en escena.

(I). Buscamos que los conciertos de Pilgrim’s sean un espectáculo. Para ello, la música es importantísima, pero queríamos añadir el factor estético. Que en cuanto la gente nos viera, se sorprendiese, antes de tocar la primera nota. Buscamos el aspecto del típico mafioso irlandés, ese el estilo que nos encanta llevar. Nos sentimos muy cómodos, menos cuando hace mucho calor (risas).

Ah, ¿entonces no adaptan el vestuario a la temporada de verano?

(I). (Risas). No, no. Por eso sudamos tanto… (risas). Y además de la estética, llevamos guitarra, bajo y batería, pero también acordeón, whistle (flauta irlandesa, NdR), gaita escocesa…

Al margen de la estética, ¿cómo son sus conciertos? Además de los temas del disco, ¿habrá versiones o estrenarán alguna canción nueva?

(J). Hacemos todo el disco de Walk & run, estrenaremos un par de temas nuevos y también haremos cuatro o cinco versiones de los grupos de los que hemos hablado antes. Nuestra intención es ir asentado el grupo y a partir de invierno, ir lanzando temas nuevos. No tenemos claro si ir sacando singles, que parece que es lo que está más en boga hoy en día, o si grabaremos un CD, que, aunque solo sea por nostalgia, yo creo que lo acabaremos haciendo cuando tengamos los temas suficientes. 

En estos planes que tienen para ir tocando en directo para ir asentándose, qué papel tan importante juegan los bares que siguen programando conciertos, ¿verdad?

(I). El circuito que hay en Pamplona, por desgracia, es muy pequeño. Antes era mucho más grande. La semana pasada tocamos en el Black Rose, que es un bar mítico de conciertos y da pena que poco a poco este tipo de locales vaya desapareciendo. El trato que tienen los bares de Pamplona con los músicos ha sido siempre excelente. El problema es que ellos lo siguen intentando, a pesar de todas las adversidades, pero luego nosotros, te hablo como público, no acudimos a los conciertos que programan. Nos estamos perjudicando a nosotros mismos. Si tienes la suerte que haya bares que se la juegan y organizan conciertos, cuídalos, apóyalos. Siempre hemos hecho ese llamamiento. Ahora mismo, cuando te llaman para tocar en el Caballo Blanco sientes casi como que te hubiese tocado la lotería. Es un sitio espectacular, sabes que va a haber gente… Es una gozada.

(J). Sí, es como el culmen del circuito de Pamplona.

(I). Nosotros siempre hemos hecho ese llamamiento a apoyar los bares y las salas de conciertos.