Dice la escritora Amaia Oloriz Rivas (Villava/Atarrabia 1962) que el horror y todo el dolor que generan las guerras le motiva y que siente la necesidad de escribir sobre ello. Es ahí, en lo profundo, donde hunde las raíces su séptima novela, El eco de la huida, ambientada en la masacre de 1937 en Málaga. Allí entre 100.000 y 150.000 civiles y milicianos fueron bombardeados por el ejército franquista y sus aliados en su huida del horror de la guerra civil hacia Almería. Entre 3.000 y 5.000 personas dejaron la vida en la llamada carretera de la muerte. Amaia Oloriz se emociona con estas historias "que te ponen la piel de gallina" y quiere seguir emocionando con su trabajo.
¿Qué le lleva a escribir sobre este episodio?
Había leído alguna referencia a él en uno de los libros de Almudena Grandes, pero fue un documental de la televisión de Andalucía el que me abrió los ojos. Los testimonios de los supervivientes de esa matanza, hoy personas ancianas que lo padecieron, su relato entre lágrimas de cómo perdieron a sus padres en el bombardeo y murieron sus hermanos; el recuerdo del llanto de sus madres, de criaturas vivas llorando solas y desorientadas... Son testimonios de verdad que te ponen la carne de gallina. Y tengo que citar también el relato de Norman Bethune (brigadista y médico canadiense que acudió a España en plena guerra y lo vivió en primera persona).
¿Qué explora y qué cree que aporta al panorama literario su nuevo libro?
Creo que aporta un tema bastante desconocido como es la huida, un capítulo terrible de la historia tan silenciado, olvidado y desconocido. En todo caso, conocido popularmente como la desbandá. Sin embargo, a mí no me gusta ese término porque los testimonios que se mantienen vivos refieren a la huida. Desbandá es el término de los golpistas.
Siendo probablemente la masacre más cruel de la guerra civil, ¿por qué cree qué es tan desconocida?
Es una cuestión que me intrigó y me impresionó desde el principio. Tuvo gran repercusión internacional, pero en España, cayó en el silencio absoluto Fue una barbarie que no era buena publicidad para el ejército franquista. Por otra parte, el Gobierno republicano se sintió responsable de no haber atendido debidamente la defensa de Málaga, ocupado entonces con el avance de los fascistas hacia Madrid. Y por último,por el silencio y el miedo de la población a hablar de aquel horror.
Vuelve con la memoria histórica como tema central. ¿De dónde le viene esa inclinación?
En el momento que estos testimonios traspasan mi piel, me llegan al corazón y me producen un sentimiento de dolor, rabia e impotencia, se convierten en motivación. El dolor que genera las guerras me motiva.
¿Forma parte de su compromiso?
Desde mi proyección de escritora y con la sencillez de mi escritura, me gusta dar la posibilidad de conocer estos capítulos de la Historia. El silencio que rodea a toda esta matanza despierta en mí la indignación. Siento necesidad de contar.
En este caso, a través de la familia Gómez y fuera de Navarra.
Es la protagonista. Su relato comienza en Málaga en febrero de 1937 y da un salto en el tiempo al año 1998. Es una de las muchas familias que quedaron rotas en ese trayecto infernal que fue la huida a causa del pánico generalizado en Málaga por el bando golpista. Con el ejército sublevado a las puertas de la ciudad, muchas familias, mujeres, niños y ancianos, sin vinculación política alguna, formaron una columna humana totalmente desprotegida y acorralada en 200 km de la carretera hacia Almería.
Deja Navarra, como espacio donde ambienta su novela y se lanza al éxodo del terror en Málaga.Lo hace con variedad de personajes.
Me vuelco en lo desconocido. Lo tuve claro desde el primer momento, atraída por el documental mencionado. Sí, la novela contiene un amplio elenco de personajes, todos bien perfilados en su papel y necesarios para que la historia coja fuerza y atrape al público lector.
¿Destacaría alguno de ellos?
Las mujeres y los niños, el drama de los más vulnerables en todo conflicto; historias conmovedoras y emociones dolorosas. Crear personajes y sentirlos dentro de mí es algo que cada vez me apasiona más.
Y entre los espacios, la librería El mar de las palabras, un oasis.
Sí, como un espacio mágico y fecundo. He disfrutado creándola y es un elemento para evidenciar este miedo que genera la cultura y el libro en los régimenes autoritarios. El afán por destruir la libertad de leer . Esa librería es un balón de oxígeno en la novela y un elemento de denuncia.
¿Concibe la escritura como una herramienta de manifiesto?
La escritura y cualquier expresión artística puede serlo. Desde la sencillez con la que escribo, tengo el compromiso de denunciar el horror y el dolor que generan las guerras.
La novela ha visto la luz de la mano de Txalaparta. ¿Ha abandonado la autoedición?
Trabajar con la editorial ha sido para mí una experiencia muy buena, un proceso bonito. Me he sentido más acompañada y estoy agradecida a Ane Eslaba, mi editora y referente. Pero la autoedición me gusta, trabajas a tu aire y en libertad Lo fundamental es que salga adelante la temática que yo elijo. Lo haría de nuevo. No me da miedo.
¿Hay ya nuevo reto?
Nada pensado. Todavía estoy vinculada a estos personajes y a los momentos vividos en el proceso creativo; a la vida paralela.Tengo el vacío y la tristeza de abandonar esa vida, a los personajes de El eco de la huida’en el corazón. No me preocupa. Una nueva historia vendrá a buscarme y espero poder contarla.
¿Cómo son las primeras críticas?
Emocionantes, como las presentaciones, sobre todo en la casa de cultura de Villava. Soy de allí y me conoce mucha gente. Pero después de llenar varias veces, creo que el público acude porque parece que le gusta lo que cuento. Pienso también que la Memoria es un tema que interesa. La suma de todo me anima a seguir.