Landarte, el programa de apoyo a la cultura comunitaria impulsado por el Gobierno de Navarra, ha presentado el balance de su última edición, reafirmando su papel como un modelo de creación artística participativa en contextos rurales. Durante este ciclo, Landarte ha conseguido acercar el arte a cinco localidades navarras, promoviendo el diálogo y la reflexión colectiva mientras fortalece los lazos sociales entre los habitantes.

Los municipios de Aibar-Oibar, Elgorriaga, Oteiza, Rada y Valle de Uncti fueron los escenarios de esta edición, donde se desarrollaron propuestas artísticas únicas adaptadas a la identidad y necesidades de cada localidad. El creador Peru Galbete estuvo presente en el municipio de Aibar; la cineasta Ekhiñe Etxeberria, en Elgorriaga; la artista multidisciplinar Estefanía de Paz Asín, en Oteiza de la Solana; la fotógrafa y arquitecta María Azkarate, en Rada; y la creadora visual Oihane McGuinness, en el Valle de Unciti. 

Con la colaboración de los mediadores Marc Badal y Anne Ibáñez, cada proyecto buscó conectar a los artistas con las comunidades rurales, impulsando procesos creativos enriquecedores tanto para los habitantes como para los creadores.

Lorenzo García, responsable de Landarte, ha destacado la capacidad del programa para ir más allá de las simples intervenciones artísticas. “Landarte no solo impulsa la creación de obras, sino que crea vínculos duraderos entre los artistas y las comunidades, fomentando la participación activa de los vecinos en el proceso creativo. Esto genera un impacto que trasciende lo artístico y fortalece las dinámicas comunitarias”.

En esta edición, “uno de los principales retos fue mejorar la documentación y visibilidad de los proyectos”, ha añadido Anne Ibáñez. También ha subrayado la importancia de acortar distancias entre los participantes y el proceso creativo, para lo cual se creó una página web donde se recogen los detalles de todas las intervenciones artísticas. Además, este espacio digital permitirá a las comunidades seguir futuras ediciones y mantenerse conectadas con las iniciativas culturales desarrolladas.

Otro aspecto destacado ha sido el podcast grabado por el artista Fran Quiroga, quien, a pesar de no haber podido asistir al evento por motivos de salud, compartió sus reflexiones sobre la importancia del arte en contextos rurales. 

Entre las iniciativas de esta edición, se encuentra La ballena invisible, liderada por Estefanía de Paz Asín en Oteiza. Este proyecto consistio un juego colaborativo similar al ‘amigo invisible’, pero enfocado en acciones en lugar de regalos. Según la propia artista, “La ballena invisible se va a quedar en Oteiza”, una afirmación que refleja el impacto duradero de su propuesta.

El balance de esta edición confirma que Landarte sigue cumpliendo su propósito de llevar la cultura y el arte a las comunidades más alejadas de los circuitos tradicionales. Lorenzo García concluyó que, además de fomentar la creatividad, Landarte busca dejar una huella que perdure en las comunidades rurales. “El arte no solo transforma a los creadores, sino también a las comunidades, permitiéndoles reflexionar sobre su historia, sus lazos y su identidad”

Con los proyectos de esta edición finalizados, el equipo de Landarte enseguida empezara a preparar las futuras ediciones, con el compromiso de seguir utilizando el arte como una herramienta de transformación social y de unión comunitaria en Navarra.