Algo pasa en el Reino Unido que no terminan de aclararse y conste que no es el brexit, que ya se venía venir. No. Hablo de la BBC, que ahora le van a cargar a ella misma el canon que venía pagando el Gobierno por los televisores de los mayores de 75 años. Algo así como 185 euros anuales por televisor que ahora tendrá que pagar la propia BBC a costa, seguramente, de recortes que repercutan en su calidad y puede que también en su independencia. Los ingleses tienen bien interiorizado que tienen que pagar por una televisión pública. Por aquí eso solo se lo permitimos a los plataformas privadas. Allá, como en otros muchos países, consiguen de este modo que sus televisiones públicas sean independientes del gobierno de turno. ¿Se imaginan la que se montaría aquí si tuviéramos que pagar 180 euros por cada televisor que tengamos en casa? Habría una rebelión de primer orden. Claro que también conseguiríamos sacar alguna tele de cuartos donde jamás debió entrar. Estoy pensando en las habitaciones infantiles donde está la tele encendida como el guardián entre el centeno de los más pequeños. Bueno, más que guardián en muchas ocasiones es pura comodidad, por tener a los niños ocupados y absortos. Algo que nos lo tendríamos que hacer mirar pero que casi siempre se nos olvida. Y mira que hasta los especialistas lo dicen. El otro día, sin ir más lejos, una concursante guineana de GH Dúo hablaba en directo con su hija. Le insistió varias veces en que estudiara todo lo que pudiera para que en el futuro no tuviera que apuntarse a trabajar en la tele como ella. Toda un lección a la audiencia y, de paso, a todos esos niños que la estuvieran viendo sin que nadie lo supiera en su casa. Buena parte de la culpa de que en cientos de miles de hogares se sigan a diario este tipo de concursos viene por nuestro modelo. Si pagáramos por tener un televisor es posible que este tipo de realities no existieran. Pero esto es algo que, me temo, nunca jamás sabremos.