pamplona - Julen Monreal regresa hoy a Pamplona de forma precipitada. Después de una dura temporada, en la que han estado tres meses sin cobrar, rozaron la desaparición en enero, volvieron a esperanzarse con nuevos dueños, pero acabaron viendo que la realidad seguía marcada por los impagos, lo que no esperaban es que el club bajara la persiana a falta de ocho jornadas.

A la plantilla el tema le ha cogido por sorpresa. “No nos lo esperábamos. Ya veíamos que los nuevos dueños no podían afrontar pagos, yo creo que por deudas de los anteriores. Los que entraron fue gente del pueblo, que llegó a echar una mano para que el equipo no desapareciera, pero se encontraron con una situación más complicada de lo que se les había mostrado, con mucha deuda pendiente. Aun así, los jugadores, que ya llevábamos otros tres meses sin cobrar (en enero nos pagaron dos de las tres mensualidades que nos debían), pensábamos acabar la temporada, aunque fuera sin cobrar. Ya dábamos el año por terminado en el tema económico, pero queríamos competir hasta el final. No esperábamos que de la noche a la mañana nos dijera el club que cesaba su actividad y que ya no había partido el domingo”, relata el defensa navarro.

Ahora toca denunciar para intentar recuperar lo que firmaron “y seguir entrenando para no perder la forma, porque estamos en marzo y hay que llegar lo mejor posible al final de temporada de cara a lo que pueda venir la próxima”.

Califica su experiencia como “muy dolorosa para todos, con un desenlace inesperado. Hemos vivido situaciones complicadas, pero hemos hecho todo lo que hemos podido y lo sucedido ha hecho que los jugadores nos hayamos unido. Nos hemos hecho muy fuertes. Somos un grupo de amigos”.

Hoy tiene previsto participar en el acto de despedida que tiene la plantilla “y volver a Pamplona. Nos vamos cada uno a nuestra casa con la cabeza alta porque lo hemos dado todo por este club desde el primer minuto hasta el último. Ha sido un año duro, pero de todo se aprende”.

El Ontinyent, del grupo III de Segunda B, comunicó el cese de su actividad deportiva 48 horas antes de enfrentarse hoy ante el Espanyol B y pone punto y final a casi 90 años de historia futbolística.

La solicitud del cese de la actividad deportiva se produjo, según comunicado del club, por “imperativo legal” a la vista de la “complicada situación económica” del Ontinyent que a finales de enero ya esquivó una liquidación. Pese a salvar hace dos meses una situación límite, los problemas económicos del Ontinyent no han terminado de solventarse. En lo deportivo, el equipo estaba en puestos de descenso con 32 puntos, empatado con el del play out por la permanencia. La Federación confirmó ayer la retirada de la competición del Ontinyent.