Asier Martínez es un atleta feliz. Se acaba de proclamar campeón de Europa sub-23 en Tallín (Estonia) y no encuentra palabras para expresar sus emociones. Es normal. Era algo inimaginable hace no mucho. Asier Martínez sigue siendo el mismo chico que empezó a corretear en Ardoi a los 5 años. Ahora, 16 más tarde y después de mucho trabajo y sacrificio, está cumpliendo todos sus sueños. Ya es campeón de Europa sub-23 y en unas semanas se estrenará en los Juegos Olímpicos de Tokio. Casi nada.

"Estoy muy feliz por la actuación que hemos tenido aquí y muy feliz también por Llopis, porque los dos nos lo merecíamos mucho. Esto es algo histórico y no sé describir lo que siento. Estoy muy contento por los dos", ha explicado al final de la carrera, después de fundirse en un emotivo abrazo con su compañero y amigo Enrique Llopis.

Además, Asier Martínez, también ha querido acordarse de su entrenador, François Beoringyan, con el que lleva entrenando desde categoría cadete. Él, con su ojo mágico, fue quien le llevó de la altura (donde llegó a tener los récords navarros sub-16 y sub-18 y una marca de 2.04), a las vallas. Está claro que no se equivocó. Y, por su puesto, ha agradecido el cariño de sus compañeros y amigos. "Me alegro mucho por mi entrenador, que lo vive en primera persona siempre. Y, por su puesto, quiero agradecer a toda la gente que no ha podido estar aquí pero que nos apoya desde sus casas".