El delantero navarro Iker Salaberria Orbegozo (Goizueta, 29/8/1999) se ha pasado esta misma mañana de miércoles por el frontón Labrit de Pamplona para escoger el material con el que el próximo sábado, en el mismo escenario, disputará su primera final como pelotari profesional: la del Manomanista de Promoción que le va a enfrentar con el guipuzcoano Jon Alberdi Gorostidi (Azpeitia, 16/8/1999).

En noviembre se van a cumplir tres años de su debut con Aspe y ahora le llega su primera oportunidad de calarse una txapela. ¿Contento?

Sin duda. Me ha costado un poco llegar, pero estoy a gusto. El mano a mano no es mi modalidad preferida, pero me ha llegado esta oportunidad y espero aprovecharla.

Nunca es tarde, pero sólo tiene 22 años.

Ya he jugado dos semifinales del mano a mano. El año pasado perdí contra Peio Etxeberria, que está jugando habitualmente en Primera, y hace dos años llegué a mi primera semifinal, pero no jugué lo mío y perdí contra Arteaga. En el Parejas de Promoción también he jugado otras dos semifinales. El año pasado, con Oier Etxebarria, ganamos 13 partidos de 14, pero luego en semifinales, por una cosa o por otra, no jugamos bien y perdimos; y este año me ha pasado algo parecido con Erostarbe: terminamos primeros en la liguilla de cuartos, pero luego en semifinales no tuvimos tenido suerte. Sin embargo, estoy tranquilo porque estoy trabajando bien en el día a día y con eso me quedo.

Sin prisa, pero sin pausa.

Eso es. Tampoco por llegar a esta final voy a ser un pelotari de Primera o me voy a quedar en Segunda. Lo importante es trabajar día a día como he hecho hasta ahora y creo que, si sigo así, me van a llegar estos frutos.

Ha llegado a la final sin pasar por semifinales por la renuncia por lesión del que iba a ser su adversario, el riojano Javier Zabala. ¿Le da pena no haber podido jugar ese partido?

Sí, sí, sin duda. Al final nunca es bonito llegar a una final por la lesión de un compañero, pero ha ocurrido así y hay que aceptarlo. Tenía un rival difícil porque Zabala estaba jugando bien, pero ya no estoy mirando eso, ahora estoy centrado en la final y espero hacerlo bien.

¿Cómo llega de manos, de físico y, sobre todo, de cabeza?

Creo que bien, sin ninguna excusa. Mentalmente lo estoy gestionando bastante bien. Supongo que a partir del jueves me empezarán un poco los nervios, pero tengo que saber gestionarlos. De momento estoy tranquilo y con muchas ganas de que llegue el sábado.

En cualquier caso, tener nervios es una buena señal.

Por supuesto. Todos los que estamos entrenando a diario lo hacemos para llegar a finales y estoy feliz de poder luchar por una txapela. Es una oportunidad muy bonita y espero aprovecharla.

¿Qué me puede decir de su rival del sábado, Jon Alberdi?

Que está jugando un gran campeonato. Ha ganado los cinco partidos que ha jugado y eso quiere decir que está en un gran momento. Nos enfrentamos en la liguilla de cuartos y no pude ganarle, aunque estuve ahí. Creo que él es el favorito, pero estoy bien como para dar guerra y espero ganar.

¿Le concede el favoritismo para quitarse presión?

Un poco de guerra psicológica sí que puede ser (risas), pero los favoritos no siempre ganan. Viendo la trayectoria de los dos, creo honestamente que él es el favorito, pero yo también llego bien: de tres partidos he ganado dos y en el otro estuve compitiendo bien.

En su enfrentamiento en la liguilla de cuartos, Alberti le ganó 22-16. ¿Le sirve de guía ese encuentro?

Sin duda. Cada partido es un aprendizaje. Estuve ganando 9-15, pero luego fallé en unos detalles que en el mano a mano se pagan caros. Creo que la final va a estar en esos pequeños detalles y el que acierte un poco más se va a llevar la txapela.

Eso sí, usted juega en casa, en el Labrit.

Sí (sonríe). Conozco el frontón desde pequeño. Es muy bonito para mí y para todos los navarros, he jugado en él muchos partidos desde pequeño, en aficionados y ahora en profesionales, y suele haber un ambiente muy bonito que espero que se repita el sábado.

¿Recuerda su primer partido en el Labrit?

Creo que tendría unos siete u ocho años. Fue una final del Interpueblos contra Oberena (Pamplona), me parece que contra Mariezkurrena, y gané. Guardo un bonito recuerdo y a ver si el sábado puedo repetir y ganar mi primera final como profesional.

También conoce todos sus recovecos.

Sí, desde pequeño. Cuando mi padre era juez, me acuerdo que entraba en el frontón txiki que hay dentro y jugaba con los profesionales de aquel día. Ser ahora uno de ellos es muy ilusionante para mí.

Hemos visto a Aimar Olaizola, goizuetarra como usted, ayudando a Alberdi a elegir el material...

Al final cada uno defiende sus intereses y como Aimar es de Baiko defiende los suyos. Yo he estado con Jon Apezetxea, que es mi vecino y al que conozco desde pequeño. Creo que había muchos goizuetarras para cosa buena (risas).

En la grada hay otro, su padre, Ángel Salaberria, que ya no es su botillero. ¿Por qué?

Me dijo que lo pasaba mal en la silla y en esta vida no estamos para sufrir. Con Fermín Escudero tengo una gran relación, me ha ayudado mucho en los momentos malos que he pasado y es un gran apoyo para mí. Me ayudó a salir del bache que pasé y me emociono al hablar de él.

¿Va a tener el sábado apoyo de aficionados de Goizueta en la grada?

Vendrán dos autobuses con mis amigos, mi familia€ A ver si pasamos un gran día y disfrutamos mucho.

Gane o pierda, ¿habrá celebración?

Tenemos una cena preparada en el pueblo y seguro que después hay un poco de juerga.