LO del mundo del automóvil es para quitarse el sombrero. Si hace unos años, ni siquiera una década, alguien nos hubiera asegurado que en 2013 podríamos disfrutar de un turismo compacto deportivo de tres puertas con un indudable estilo cupé, motor diésel de 110 CV de acertadas prestaciones y notable economía de consumo, dotado de una estética atractiva y hasta seductora y provisto de un completísimo equipamiento de confort y seguridad, todo por sólo 15.721 euros -más gastos de matriculación y tras descontar la campaña de 4.604 euros-, y a los que aún podríamos restar otros 1.000 euros más si nos acogemos al plan PIVE 2, con toda seguridad lo habríamos tachado de loco, iluso o mentiroso. Pero es la verdad. Kia ofrece un producto excelente en todos los apartados y a un precio fabuloso.
El Pro-Cee'd es un modelo seductor como pocos. Es evidente que su configuración de tres puertas condiciona el acceso a las plazas traseras, que por cierto son sorprendentemente amplias, incluso para acomodar a un redactor con más 1,80 metros de altura y un centenar de kilos a sus espaldas. Sinceramente, no me esperaba disponer de tanto espacio y comodidad en la zaga, sobre todo viendo lo que ofrecen los competidores de otras marcas, que no vamos a citar aquí, pero que se quedan bastante lejos del Kia en habitabilidad trasera.
Salvado este condicionante de la accesibilidad, en todo lo demás el Pro-Cee'd cumple muy brillantemente como turismo compacto (4,310 metros de largo, 1,780 de ancho, 1,430 de alto y 2,650 de batalla), con el aliciente añadido de una estética exterior fascinante. Es un coche bonito de veras, con especial cuidado en el equilibrio de las proporciones, unos consistentes y musculosos hombros que sobresalen desde los pilotos traseros y avanzan por el lateral de las puertas, la contenida en tamaño y abombada en forma parte trasera, amén de la agresiva delantera, con unas alargadas ópticas frontales, la característica rejilla de Kia y los espectaculares leds delanteros. En resumen, uno no se cansa de mirarlo, y al resto de los viandantes está claro que también les gusta, y más si el modelo es de color rojo, mucho más estimulante que el blanco de la prueba. Así que no esperen pasar desapercibidos si finalmente se deciden por él, quedan avisados.
Si por fuera el Pro-Cee'd enamora, por dentro convence sin reparos. Reconozco que hubiera rozado la perfección con unos asientos de estética más sibarita, si bien cumplen por comodidad y sujeción, pero siendo honesto, el espacioso habitáculo, la comodidad general, la organización, tacto y funcionamiento de los mandos y hasta el cuidado diseño y acertada terminación no admiten sino elogios. Sus únicos puntos mejorables son la visibilidad trasera, algo limitada por un ancho montante trasero, la rueda de repuesto de emergencia (al menos lleva rueda y no kit reparapinchazos) y la antena a rosca. Eso sí, hay que destacar el acierto de incluir dos espejos retrovisores panorámicos y que éstos sean plegables eléctricamente, además de que se recojan cuando cerramos el coche. Del Pro-Cee'd se puede asegurar que resulta cómodo, agradable al manejo y atractivo a la vista, además de cuidado en los detalles. Sin duda, un coche placentero en todos los sentidos.
MOTOR LOGRADO El cuatro cilindros de gasóleo, 110 CV a 4.000 revoluciones por minuto (rpm), 260 Nm de par máximo de 1.900 a 2.750 vueltas, tracción delantera, caja de cambios manual de seis marchas, 1.300 kilogramos en orden de marcha, 182 km/h de velocidad máxima, 12,7 segundos de 0 a 100 km/h, consumos homologados de 4,8 litros en ciudad, 3,7 en carretera y 4,3 de promedio y emisiones medias de CO2 de 112 gramos por kilómetro, cumple con nota para quien busca un cupé atractivo que utilizar a diario, provisto de unas prestaciones suficientes, notable economía de consumo y una respuesta agradable y refinada.
Silencioso, progresivo, elástico (empuja con ganas una vez superado el ralentí y estira hasta adentrarse en la zona roja, situada a 4.500 vueltas) y con un manejo de cambio preciso y amable, sólo podríamos pedirle unos desarrollos de transmisión un poco menos largos para redondear la jugada. Aunque mantiene la cuarta velocidad en ciudad a 50 km/h y admite rodar en carretera en sexta a 1.500 rpm y 90 km/h de marcador, su excesiva desmultiplicación resta brillantez en recuperaciones y aceleraciones merced a sus 60 km/h de marcador por cada 1.000 rpm en sexta velocidad. La contraprestación llega con unos consumos que en carretera y autopista siempre serán muy bajos.
Y es que el Pro-Cee'd probado se decanta por una utilización más práctica, comodona y viajera que por el uso deportivo tradicional en carreteras de montaña retorcidas con subidas de revoluciones hasta la zona alta del tacómetro, las apuradas de frenada, los virajes cerrados, rápidos e intuitivos y las trazadas arañando segundos al crono. Aquí prima más un uso de gran turismo, rutero y alegre a la vez. Y eso que de frenos, dirección, suspensiones y estabilidad está más que sobrado, pero su filosofía es más calmada y menos radical. Los que quieran más caña tendrán que esperar al GT de gasolina de más de 200 CV que en breve nos traerá Kia.
Por último, y sin olvidar citar un maletero más que suficiente con sus 380 litros de capacidad, hay que apuntar que el Kia Pro-Cee'd 1.6 CRDI Drive probado dispone de un completo y acertado equipamiento de confort y seguridad, con todo lo necesario y exigible hoy en día para no echar nada de menos, y que todavía podremos ampliar con algunas opciones o con el acabado superior, Emotion, todavía más dotado y lujoso, pero sin olvidar que también cabe disfrutar de la más que suficiente terminación de entrada, Concept, con un precio con este motor de 14.191 euros, al que sumar matriculación y restar 1.000 euros más del PIVE2. Nunca antes un cupé tan brillante estuvo tan cerca de hacernos felices.