pamplona. Inasa, dedicada a la transformación de aluminio, está a la espera de entrar en liquidación, ya que lo tiene que dictar el Juzgado de lo Mercantil, después de que el plan de pago presentado para los acreedores no cuenta con su visto bueno. Uno de los principales reclamantes, el BBVA, no acudió a la junta de acreedores que se celebró ayer en Pamplona, según informaron fuentes implicadas en este proceso. Además, la deuda con el Ayuntamiento de Irurtzun asciende a 120.000 euros por no abonar la contribución ni el IAE de 2012 y 2013.

Ahora, los acreedores pueden iniciar un proceso para que se produzca la apertura de calificación del concurso, es decir, que este se declare fortuito o culpable. Los extrabajadores de Inasa van a intentar que el Juzgado lo considere culpable, "ya que así se estará reconociendo que Baikap ha influido en el cierre de la empresa", manifestaron. "El Gobierno también puede implicarse para declarar culpable el concurso", dijeron estas fuentes. Inasa entró en concurso de acreedores voluntario el 5 de noviembre de 2012, con vocación de mantener abierta la empresa a través de la actividad comercial. Para ello especificó que iba a contar con un "equipo de expertos" para vender desde aquí al mercado perfiles de aluminio de su planta en Cacem (Portugal), que "está a punto de cerrar". La propietaria de la empresa de Irurtzun, el fondo de inversión germano Baikap, pretendía conservar la dirección y evitar que un administrador concursal gestionara el negocio en el concurso.

Sin embargo, tras lo sucedido ayer, "la empresa está abocada a entrar en proceso de liquidación para vender su patrimonio y así saldar las deudas que tiene con sus acreedores", explicaron estas fuentes. De esta forma, Baikap perderá el control de la fábrica y "no se podrá quedar con los terrenos ni con las naves, como pretendía", señalaron estas fuentes.

Los extrabajadores de Inasa lamentaron que la sustitución de la dirección de Baikap por un administrador ajeno a la compañía no se hubiera producido antes, ya que "en ese caso, se habría salvado la compañía". En agosto de 2012, la dirección despidió a prácticamente la totalidad de la plantilla, a 115 empleados y en noviembre entró en concurso. En estos meses, subastó la maquinaria para poder pagar a sus acreedores, según justificó. El primer lote lo vendió a la británica Bridgnorth Aluminium. Pero al mismo tiempo que se culminó la firma de este contrato, Gryphus Partners lanzó una propuesta para poder relanzar Inasa, aunque para ello era necesario que no se produjera el desmontaje de la maquinaria. Los extrabajadores y el Ayuntamiento de la localidad se movilizaron y la vicepresidenta del Gobierno, Lourdes Goicoechea, anunciaba en una comisión que se había suspendido de forma cautelar durante varias semanas la ejecución del contrato de compraventa por la maquinaria. Pero el 14 de agosto, las esperanzas generadas entre los extrabajadores de Inasa se esfumaron cuando la jueza de guardia del Juzgado de lo Mercantil levantó esta suspensión y operarios de la británica Bridgnorth Aluminium comenzaron a desmontar la maquinaria.

qué se había propuesto En la junta de acreedores, celebrada ayer, Inasa presentó su plan de viabilidad para salir del concurso, continuar como una sede comercial y pagar las deudas, con unas quitas del 50%. Para ello pretendía quedarse con la propiedad de los suelos; vender y alquilar propiedades; suprimir el fondo de pensiones de los trabajadores, que afectaba a 600 personas; y no afrontar el plan medioambiental de regeneración de suelos ni abonar la fianza correspondiente al Ayuntamiento, que según denunció ayer el Consistorio asciende a 600.000 euros.