berlín - La Policía alemana registró ayer las sedes del fabricante automovilístico Opel en las ciudades de Rüsselheim y Kaiserslautern ante las sospechas de manipulación de los valores de emisiones contaminantes en vehículos diésel Euro 6. Un total de 95.000 coches serían los afectados.

Los registros fueron realizados por la Oficina de Investigación Criminal (LKA) del estado federado de Hesse y por la policía, tras la orden de la Fiscalía de Fráncfort en respuesta a una denuncia interpuesta el pasado abril por la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA), un organismo dependiente del Ministerio de Transporte.

“Estamos investigando ante la sospecha de fraude por la puesta en circulación de vehículos diésel por manipulación del software que mide las emisiones contaminantes”, precisó la Fiscal General Nadja Niesen al periódico Bild.

El Ministerio alemán de Transporte informó en un comunicado de que en breve se llevará a cabo la llamada obligatoria a talleres de unos 100.000 vehículos de los modelos Cascada, Insignia y Zafira.

La KBA descubrió a finales de 2015, poco después de que estallase el escándalo de la manipulación de las emisiones en Volkswagen, cuatro dispositivos de dudosa legalidad en varios modelos Opel para trucar las emisiones, indicó el Ministerio de Transporte.

Hasta entonces, y a diferencia de otros fabricantes de automóviles como Volkswagen y BMW, Opel todavía no había sido objeto de una investigación judicial y tampoco se había visto obligado a retirar ningún modelo.

Opel inició en aquel momento una campaña voluntaria para actualizar el software de esos vehículos afectados, de los que un 70% han pasado por talleres.

El pasado enero la KBA descubrió un quinto dispositivo para la manipulación y en abril entregó a la fiscalía las claves de sus hallazgos para que iniciase una investigación. - Efe