pamplona - Si todo va bien, Navarra recuperará a lo largo de 2019 o a más tardar en 2020 el volumen de empleo previo a la crisis. Lo hará todavía con muchas carencias y contratos precarios, con una tasa de paro superior al 8%, pero será seguramente el hito que marque el cierre definitivo al peor bache económico de las últimas décadas. De hecho, algunas zonas de la Comunidad lo han conseguido ya en 2018. Se trata de la Comarca de Pamplona, el territorio más poblado y dinámico de la comunidad y también áreas con mucha menos actividad, como la de Aoiz y la Zona Media, pero donde la buena marcha de algunas empresas concretas se deja sentir en las cifras totales de afiliación.
Para igualar la cifra total de afiliados a la Seguridad Social que se registraba en el verano de 2008, el máximo histórico, Navarra deberá crear en torno a 5.000 puestos de trabajo netos, un número al alcance de la economía navarra si esta mantiene un crecimiento cercano o incluso algo superior al 2,5%, tal y como prevén los principales servicios de estudios bancarios y el propio Gobierno de Navarra. Y lo hará impulsada sobre todo por un foco geográfico que no deja de crecer y concentrar actividad: Pamplona y el cinturón de municipios que la rodean, que tienen hoy un mayor peso en el empleo total que antes de la crisis.
La cifras del Observatorio de la Realidad Social dejan lugar a pocas dudas. La agencia de empleo de Pamplona registraba a finales de noviembre 183.628 cotizantes. Esto supone 1.013 más que en noviembre de 2007, el último periodo comparable previo al estallido de la crisis en septiembre de 2008. Esto supone que la comarca de Pamplona acoge cerca del 65% del empleo total de la Comunidad Foral, un punto más que hace una década. Navarra tiene hoy 283.579 cotizantes.
La propia capital, tal y como se observa en el cuadro de la derecha, es uno de los 105 municipios que ya ha superado el volumen de afiliados a la Seguridad Social de hace 11 años. Y junto con el Valle de Egués y Aranguren suma unos 8.500 puestos de trabajo más que entonces. Estos dos últimos ayuntamientos se han convertido además en dos de los motores más potentes de la comarca, tanto por desarrollos urbanísticos (Sarriguren) como por la actividad de sus áreas económicas: el polígono de Tajonar y la Ciudad de la Innovación, donde tienen su sede las principales compañías de energías renovables, son quizá los dos grandes ejemplos.
Pero no los únicos. Los datos de afiliación a la Seguridad Social por municipios muestran el muy diferente comportamiento de unos ayuntamientos y otros, en ocasiones tan cercanos como Huarte y Burlada. El primero, con suelo industrial y desarrollos relativamente recientes, incrementa en 936 el número de trabajadores ocupados en sus empresas. Burlada, por el contrario, padece una sangría continuada: ha perdido en una década casi una tercera parte de sus trabajadores. También Villava vive una situación similar.
Pero, más allá de las diferencias entre algunas localidades, la comarca de Pamplona mantiene un crecimiento que, si bien se atenuó en 2018 (el empleo creció un 2,42%, por debajo de la media navarra, un 2,56%), le permite presentar unas cifras ya claramente en positivo respecto a 2007. También mejoran levemente los datos de la agencia de Tafalla, (de 16.498 a 16.652) impulsados por la actividad en Barasoain, donde tiene su sede la planta de Acciona Blades, una de las que más ha contratado en los últimos años. En esa localidad, la ocupación casi se ha triplicado en la última década y maquilla así una situación general mucho menos positiva en la Zona Media. Tafalla tiene hoy 472 cotizantes menos que hace una década. También la agencia de empleo de Aoiz, con un intenso crecimiento en el último año, recupera las cifras de empleo previas a la crisis: de 5.462 a 5.471 afiliados a la Seguridad Social.
Con todas las cautelas podría decirse que estas tres comarcas han superado ya las peores consecuencias de la crisis. No lo ha hecho todavía el resto. Y en algunos casos costará. La Ribera necesitará crear en torno a 3.000 puestos de trabajo para recuperar los 36.600 empleos con los que contaba antes de la crisis. En estos momentos suma 33.522 afiliados (1.200 más que hace un año, un 3,75% más) y municipios como Corella, Cascante y Cintruénigo necesitarán de muchos años de creación de empleo para lograrlo.
No se trata, además, de una cuestión exclusivamente económica. El envejecimiento de la población, especialmente intenso en zonas rurales, golpea también al norte de la Comunidad Foral, un territorio que ha perdido numerosa actividad empresarial: la agencia de Doneztebe cae de 11.007 ocupados a 9.759. La de Alsasua baja de 7.443 a 6.088 y es, junto a la de Lodosa, la única zona que no crea empleo en el último año. La oficina de Estella también se encuentra lejos de sus cifras de 2007: 12.657 afiliados (1.494 menos).