n equipo de científicos ha identificado las diez tecnologías emergentes -entre ellas la inteligencia artificial, la edición genética o los datos satelitales para mejorar la toma de decisiones- que tienen un mayor potencial para mejorar la competitividad de la economía española.

El informe Diez tecnologías emergentes para impulsar a España se redactó antes del impacto de la pandemia y de la crisis económica y social causada por el coronavirus, por lo que los investigadores han sumado un capítulo extra y una tecnología más (10+1): la lucha contra las epidemias recurrentes.

Han analizado en el estudio el alcance que pueden tener los nuevos desarrollos científicos y tecnológicos orientados a crear las condiciones para superar la crisis de la covid-19 y han concluido que la "carrera" de la investigación para dar respuesta al reto de la salud no finalizará con el hallazgo de una vacuna.

El informe ha sido coordinado por el catedrático de Química Inorgánica y director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante, Javier García, titular además de la Cátedra de Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino.

Entre los expertos e investigadores que han participado en su elaboración están Andrés Pedreño (catedrático de Economía Aplicada); María Blasco (directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas); la ingeniera en Telecomunicaciones Nuria Oliver; el matemático del CSIC Manuel de León; o Pablo Artal (catedrático de Óptica en la Universidad de Murcia).

Las tecnologías con más potencial para mejorar la competitividad de la economía son: la inteligencia artificial; la edición genética; la seguridad digital; el internet de las cosas; los materiales fotoactivos avanzados; la energía distribuida; los datos de satélite para mejorar la toma de decisiones; las nuevas tecnologías para combatir el envejecimiento; las energías renovables; y el "blockchain" (que garantiza la veracidad de las operaciones que se hacen en internet).

El informe incluye un análisis cuantitativo y cualitativo y las fortalezas y oportunidades de cada una de esas tecnologías, y aunque incide en la importancia de destinar más dinero público a la investigación y a la innovación, reclama un entorno regulatorio y un clima de estabilidad que favorezca el "ecosistema innovador" y estimule a las grandes empresas a hacer apuestas decididas.

Javier García ha subrayado la necesidad de los cambios para impulsar la innovación y la creatividad, y se pregunta, por ejemplo, quién ha sido el responsable del proceso de digitalización que han experimentado las empresas durante los últimos meses; "¿el director de la empresa, el SEO, o la covid-19?".

El informe no identifica tecnologías "prometedoras" sino innovaciones que están ya al alcance de la mano y disponibles para generar nuevas oportunidades y en las que España tiene la posibilidad y los medios necesarios para encontrar sus propios desarrollos y ventajas competitivas.

Se detiene a analizar como ejemplo las conclusiones que se pueden extraer de la pandemia y de la amenaza global que supone, y cómo la comunidad científica ha publicado en tres meses más de 2.000 artículos científicos sobre la covid-19, coordinado ensayos a nivel global para acelerar la obtención de vacunas, tratamientos o test.

Y subraya que España es la cuarta potencia mundial en la realización de ensayos orientados a conseguir una vacuna y cuenta con centros de referencia y una posición avanzada en campos prioritarios para la lucha contra las epidemias recurrentes.

En el ámbito de la inteligencia artificial, el informe analiza el futuro de los vehículos autónomos, los asistentes personales, los robots, o de la medicina de precisión, y el papel que puede tener España en ese proceso para que los sistemas inteligentes formen parte o sustituyan acciones que hoy realizan las personas.

Recopila también las oportunidades en el ámbito de las energías renovables y el almacenamiento de energía a gran escala para contribuir a reducir las emisiones de dióxido de carbono y combatir el cambio climático

El informe señala además las potencialidades de las tecnologías relacionadas con las energías renovables y la "energía distribuida" (pequeñas instalaciones capaces de producir electricidad cerca de donde se consume), o de las estrategias terapéuticas que tratan de frenar el envejecimiento celular y asegurar que la esperanza de vida sea compatible con la esperanza de vida saludable.

Y acaba analizando el impacto de la emergencia causada por la covid-19 y cómo los brotes y rebrotes de enfermedades infecciosas que tienen su origen en el mundo animal han sido una constante durante las últimas décadas y lo serán también en el futuro. "Podemos seguir ignorando las advertencias o aprovechar este drama para reescribir nuestra forma de estar en el planeta", concluye el informe.